viernes, 22 de mayo de 2015

Dame vueltas como a una peonza

A mi, desde siempre que me ha gustado muchísimo bailar. No lo hago especialmente bien, ni soy una Ginger Rogers o para los más modernos, una Beyoncé cualquiera, pero muevo el cucú con gusto y salero.

Como en la vida, soy más bien independiente y no suelo bailar más que conmigo misma y mis dos pies izquierdos. 
 
Ya de pequeña bailaba el rock and roll conmigo misma, agarrada a los pomos de las puertas. Porque por mucho que me gusten los hombres delgados, con la escoba y la fregona nunca me he sentido especialmente cómoda para ello. Asín, que en mi solitud por sentir el ritmo en mi cuerpo, me apunté a todos los bailes posibles. Menos bailes regionales, yo creo que bailado de todo. Empecé con un muy poco digno balet, pasando por danza ritmica y jazz. Ya de mayor, me animé con la danza del vientre, bollywood, danza contemporánea y si, también hice el zorrón en varias clases de streapdance con boa y con silla. Pero desde que me apunté a mi gimansio molón, me conformaba con alguna que otra clase esporádica de zumba, sin muchas pretensiones de nada, sólo para quitarme el gusanillo. Pero hará cosa de un mes o más que hemos empezado una clases de morirse del gustazo bailando. Así que, cada lunes me tenéis a mi sudando la cansalada tan alegre y felizmente.

Como mis parejas siempre han sido volátiles o más bien inexistentes pues bailar agarrado nunca ha sido mi sino. Pero un día de verano, M y la petita A, nos llevaron a un local a bailar salsa. Había muchísima gente, y si os he de ser sincera, el ambiente mucho no me gustó. Pero este inverno J de GG me llevó a otro sitio donde hacían clases y ya la cosa me pareció diferente. 

Y ayer, queridos amigos, fui a bailar a una sala de baile espectacular y me reí tanto y me lo pasé tan bien que hacía tiempo que no me levantaba, en día laborable, de tan buen humor. Mira que puede llegar a ser catártico, a veces, una buena dosis de baile. 

Lo que me pareció muy curioso es la manera de ver el baile. Algunos veían normal ciertas figuras y otros lo veíamos como verdaderas escenas sexuales no aptas para menores. Cuan diferente es bailar con amigos, como ayer, a bailar con alguien al que quieres seducir o quiere seducirte. En mi caso, se diferencia con culo patrás pa que corra el aire o tetas palante. Y eso, si no me pasa como la última vez, que en un intento de seducción más bien cómico, se me iba saliendo una teta a cada vuelta que me daba el chaval. Tuve que ir tantas veces al baño a recolocármelas que llegué a creer que el chico pensava que yo sufría un problema grave de vejiga. 

Eso de invadir mi espacio personal para notar berenjena... Esas manos enormes y varoniles de un hombre acariciándote la espalda, obligándote a dejarte llevar, dándote vueltas y mirándote a los ojos... ¡A mi es que la cabeza se me va para otros derroteros! 
 
¡Nada, que a mi un hombre que sepa bailar, me tiene ganada! ¡Asín que hombres del mundo, calzaros vuestros mejores zapatos que ya es fin de semana y a bailar!

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