martes, 9 de junio de 2015

La teoría de los tornillos


Que voy perdiendo los tornillos de mi cabeza, eso es un hecho constatado. Si, amigos, cada día estoy más como un cencerro y el despiste y el olvido ya son parte de mi cotidiana vida. Por mucho que se ría la gente de mis rutinas, sé que son mi salvoconducto para la habitación acolchada del psiquiátrico. 

Pero mi majadería, esta vez, no va por ahí. Mi teoría judeomasónica conspiratoria señala con dedo acusador a los mecánicos. ¡Si, os he calado! Sé que sois vosotros los pequeños cabroncetes que van dejando tornillos diseminados por toda la ciudad.

Yo que soy torpe por parte de madre, frecuentemente ando mirando por donde piso. No se vaya a dar el caso que encuentre una minúscula grieta o una enorme cáscara de plátano y me caiga piños pá abajo sin haberlo visto venir. No entiendo con la de veces que me caído ya todavía tenga tanto pánico a la morrada. 

En fin, que gracias a ese arte del acote cabecil, me estoy haciendo una fortuna, porque si hay algo que no soporto en esta vida es dejar abandonadicos todos los dineros que me voy encontrando por el suelo. Es que es superior a mi, soy incapaz de ignorarlos, aunque sea un centimito de mierda. ¡Para mi bolsillo que va! Dicen que el dinero atrae al dinero, bueno, pues yo voy haciendo.

Pero todo esto venía porque, a parte de ser la futura multimillonaria mujer escoba recoge moneditas varias, también me he fijado, y que no recojo porque no estoy tan pallá, en la cantidad de tornillos que hay en las calles. ¿Cómo llegan repudiados de una utilidad anterior al duro asfalto? Y vaya, vaya... casualidades de la vida que acostumbran a estar bien pegaditos dónde hay motos. A por el reventón, eh... 

Porque yo puedo entender que exista un pirado, dos o unos cuantos que se dediquen a tirar naipes al aire para que alguien encuentre alguna señal en ellos y los coleccione pero... ¿tirar tornillos? ¡Eso es ir a mala leche! ¿Y desde dónde? ¡Oigan, que esto le puede sacar el ojo a uno, eh!

Ya sé que mi teoría rocambolesca de que los culpables son los mecánicos para solventar pinchazos fortuitos y poder así hacerse un chalet en Torremolinos, no es muy normal pero... ¿qué tengo que pensar? ¿Que en verdad nuestra sociedad se va a la mierda y que lo de que se nos vayan cayendo los tornillos a todos no es una simple metáfora?

Por si acaso, pido humildemente desde mi blog que dejen de hacer esta mala praxis, que como mi motito sufra algún daño, me van a oir y muy fuerte.

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