martes, 11 de octubre de 2016

¡Esas manitaaaaas!



Los que me conocéis ya sabéis que estos días han sido muy duros para mí y que la vida me ha dao un golpetazo en toda la cara que no me esperaba. No me voy a poner tristona porqué esa gran amiga que se nos ha ido y que me dejó de piedra el día que me dijo que era súper fan de mi blog quiero pensar que no lo hubiera querido y porqué así es como me gustaría recordarla, entre risotadas de las cosas más absurdas como ésta.

Dónde coño pongo las manos o qué hago con ellas es algo que me pregunto a la que me pongo a andar.

¿Sí o no, amiguitos?  Porqué si llevas chaqueta, ahí lo tenemos fácil, en los bolsillos. ¡ja! ¡y una porra pa ti! ¿Cuántos de vosotros no tiene una chaqueta con los bolsillicos tan pequeños que lo único que puedes hacer es colgarte del dedo gordo?

Lamentablemente, yo que soy más bien calmosa, el no saber qué hacer con las manos me atabala. ¡Ya, otra vez con la normalidad a cuenca!

Dejando de lado las chaquetas con bolsillos especialmente diseñados para no guardar absolutamente nada podemos optar por ir al cambio de guardia de la Reina Isabel II o incluso dependiendo de las prisas que llevemos arrancarnos a lo ballet ejército ruso. ¡Hey! ¡Hey! ¡Hey!

A veces, me las pongo en los bolsillos del pantalón y como si fuera Travolta ando más chula que un ocho. También aquí muy socorrido el tema dedo gordo colgandero. Es muy práctico en los semáforos multitudinarios dónde puedes sacar los codos, ventilas alerón y ya puedes cruzar con toda la tranquilidad del mundo. Cuidado no hacer el movimiento muy repetido que entonces más que ser humano puedes parecer gallo o gallina.

En ocasiones, los nervios o mi vena retarder ha hecho que mis manos se fueran directas al dobladillo de la camisa y tiraran de ella. ¡Los brazos totalmente inertes y las manos bien agarraditas! Que sólo me falta mover la cadera de lado a lado para parecer mongui del todo. Cuando os digo que me cuesta madurar es por este tipo de cosas. ¡Cuarenta y un tacos y así ando yo por el mundo!

Pero la solución llegó con el móvil que se inventó para tener las manos ocupadas, lo de comunicarnos entre nosotros es una excusa simplona.

Per tu Carmeta!: Candles in the wind

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