martes, 17 de enero de 2017

Me gustas pero no me gustas



¿Cómo? Que estamos a estas alturas del 2017 y... ¿aún no os había felicitado el año? ¡Si es que no es normal lo abondonados que os tengo! Pos nada, espero que las fiestas y todo eso hayan ido bien. 

Y hablando de Fiestas ya pasadas. ¿Cuántos de vosotros no habéis sentido la sensación durante estos días de me gusta pero no me gusta? Recordemos, por favor, esa fruta escarchada del roscón de reyes. ¿A quién le gusta eso de verdad y cuántos sois de me gusta pero no me gusta?

Otro alimento que me gusta pero no me gusta son los churros. Que los dos primeros bocados están tremendos pero al tercero ya es un uff no sé yo si a mis papilas gustativas esta grasa aceitosa les gusta tanto.

Los humanos nos caracterizamos por tener gustos adquiridos. Si a un niño, le das café o vinagre, muy probablemente, te lo escupa pero yo, por ejemplo, me gusta que la ensalada nade en vinagre. Notar como los labios se me agrietan y la lengua se me queda en modo alpargata. Para mi gusto, el aceite virgen extra está sobre valorado entre hojas de lechuga.

Otro gusto adquirido que es me gusta pero no me gusta es la cerveza. Salvo viendo un partido de fútbol, en un bar con los amigotes, pocas veces me veréis tomar una de bien fresquita. Y es que en casa tampoco soy yo mucho de alcoholizarme, a no ser, que esté en buena compañía y con una buena charla, musiquita, risas... Mucho mejor que no tu solo ordenándote las idea o pensando vete tú a saber qué y que muy probablemente te hará más mal que bien.

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