viernes, 18 de agosto de 2017

Barcelona hoy no duerme

Hoy no puedo dormir, como muchas otras, no os engañaré pero como en esas otras me da por escribir y hoy que mi ciudad está de luto por haber sufrido un atentado cruel quiero compartir con mis palabras como me he sentido.

En mi despiste habitual mañanero me he ido a trabajar dejándome el móvil cargándose en la mesita de noche. Durante el día me ha importado un real bledo. Por un día... ¿qué puede pasar?

Al salir de trabajar he pasado por el supermercado a comprar cuatro cosas que me hacían falta. Extrañamente aun por ser agosto éramos cuatro gatos dando vueltas por la tienda. Al girar un pasillo una pareja ha comentado que había habido dos muertos. Qué mal rollo pillar esta conversación entre neveras. Al llegar a la caja una señora le contaba al dependiente que había habido un atentado en la Rambla Catalunya. Acto seguido he ido a buscar mi móvil en mi bolso y recordé que él seguía en casa. Otro señor se ha añadido a la conversación para dar más detalles tan poco fiables como los de la señora.

Al salir de allí me he encontrado con calles desiertas y los pocos transeúntes que me cruzaba iban hablando por el móvil calmando a sus allegados despreocupándolos por su salud.

Me sentía imponente, desconectada, desinformada. Me daba la sensación que había regresado al 11-S y que hasta que no llegara a un punto de conexión no estaría segura. Muerta de miedo por no saber qué pasaba y angustiada por no poder avisar a los míos de que estaba bien.

Cuando por fin he llegado a casa, he recuperado mi teléfono y he visto todos los mensajes que me habéis enviado, uno a unos os he ido contestando. Me temblaban las manos de los nervios, por sentirme arropada en un momento así, compartiendo nuestra preocupación porque todos estuviéramos resguardados de la violencia. 

Me he puesto las noticias, la radio, todo a la vez. Por una oreja escuchaba a un testimonio y por el ojo izquierdo veía, como si de una película se tratase a policías con chalecos y armas en mano corriendo por el centro de Barcelona. He cogido el ratón y le he dicho al mundo con un click en Facebook que estaba sana y salva en casa.

Como sufridora profesional que soy he repasado mis contactos y a los que no veía su última conexión en hora cercana les he hecho llegar un mensaje. Las horas iban pasando y poco a poco el recuento de mi entorno se iba completando pudiendo respirar un poquito más. Curiosamente los que más he tardado en localizar son los que menos se han preocupado por si yo me encontraba bien.

Quizás penséis que exagero. No sé, quizás sí que lo normal hubiera sido simplemente mirar las noticias para ver cómo se desarrollaba todo, impávidos frente a nuestros televisores, como habréis hecho muchos pero no hace tanto que perdí a una persona y puta gracia me haría perder a otra, la verdad.

Tristemente tengo que alegrarme de en ese intento de informarnos no haber recibido imagen o vídeo de lo sucedido. Chicos, en serio, estamos tontos o qué pasa. ¡Mandadme memes hasta la saciedad, si queréis, pero no muertos ni personas heridas!

Estoy muy triste por esta terrible injusticia y aunque sé que mi ciudad ha respondido como una gran señora y, por mucho que digan, tardará en marchar este mal sabor de impotencia y de miedo entre sus habitantes. Sí, lo siento, miedo por lo fácil que ha sido, igual que en Londres o Niza volantazo y aquí reivindico mi lucha.

En fin, hoy somos muchos los que no dormiremos. Condolencias a las víctimas y ánimos a los que todavía están trabajando para ayudar y poder volver, dentro de lo que cabe, a la normalidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario