Es la época de las brujas, su
solsticio veraniego y San Juan su momento álgido. Fuego, mar, conjuros... Y yo
en un baño diminuto quemando papelicos...
Una compañera sufridora de mi mala pata y gafería
constante, conocedora de truquis del almendruqui de brujas ancestrales me
aconsejó que hiciera algunos rituales sanadores.
La cosa era simple, en un papel ponías todo lo malo,
lo quemabas y lo enviabas a mar, vía formal bajando a la playa o tirando tres
veces de la cadena del wc que va a parar más o menos al mismo sitio. En otro
papelico ponías las cosas buenas que querías que salieran bien. Lo quemabas con
una vela de té y mirando fijamente la llama mientras se quemaban tus deseos
pedías muy fuertemente que se cumplieran. Entonces te dabas un baño purificador
dejando que la vela se consumiera por completo y a mar otra vez las cenizas.
Sabéis aquello de... En mi cabeza sonaba mejor. Para
muestra un botón.
21/06/2019 - 22:00 p.m. (aprox.)
Me pongo hacer la lista de las cosas malas que quiero
dejar atrás. Fácil, demasiado fácil, qué penica. Lo enrollo a modo droga porro
y busco un hilo para atar el tubito de papel. Luego, cojo el cuenco de una
figura de un pequeño dragón quema incienso que me regalaron hace años y que no
he utilizado nunca porque a mí el incienso ñec y me voy para el baño cargada
con todo y un encendedor clip convencional. Lo dispongo en el mármol de la
bañera, cierro las ventanas para que los vecinos no llamen a los bomberos y
pongo el ambientador escupi automático encima del retrete para que vaya
haciendo su trabajo y disipe el pestazo a papel quemado.
Todo listo, vamos allá, enciendo el papelico, se
apaga, vuelvo, no consume, vuelvo, me quemo con el puto chisquero del clip,
mierda, lo tiro por los aires. Lo recupero, vuelvo a prenderle fuego al tubito
de papel medio quemado ya. Venga, falta la mitad. El primer escupi automático
ha hecho que con el impulso el ambientador salte dentro del baño, joder, qué
asco. Lo recojo y lo desmonto para su mejor secado. Vuelvo a lo mío y sigo
intentando quemar lo que queda del conjuro. Como no quiero repetir experiencia
mientras el encendedor va quemando yo soplo suavemente el artilugio y a su vez
el papelico para ver si se quema ya del todo. Por fin, después de parecerme una
eternidad aunque no llegaron ni a pasar cinco minutos concluyo el tema. Después
de toda la martingala se me olvida la parte final y, a la espera de que mi
compi me pueda socorrer con el resultado, lleno una bolsita con las cenizas.
Limpio el cuenquito, lo devuelvo a su dueño, el dragón, y sigo mi vida mirando
Netflix con una bolsita al lado que, por el tamaño y aspecto, parece cocaína
pocha.
22/06/2019 - 21:30 p.m. (arpox.)
Mientras estoy meando recuerdo lo que tengo que hacer
con las cenizas. Tiro de la cadena para no mezclar pipís con mis deseos
enviados a mar y tiro las cenizas y le doy otra vez al botón de la cadena. Mi
móvil parpadea y veo que ya tengo la resolución. Debo tirar de la cadena tres
veces. Pacientemente, me espero a las siguientes tercera y ya cuarta carga y
descarga del agua. Mi vecino confirma para sus adentros que debo sufrir de
cagalera muy fuerte.
Veo que el mensaje sigue con más instrucciones. El
segundo ritual de purificación. No dispongo de ninguna vela, elemento principal
y decido posponerlo al día siguiente que todavía tengo tiempo ya que el solsticio
acaba con la verbena de San Juan.
23/06/2019 20:30 p.m. (aprox.)
En el paki de abajo he conseguido velas. De las
normales, de esas de la era antes de los móviles y que utilizábamos si se
apagaba la luz. Como me niego a tener que esperarme a que se consuma ese cirio
pascual la corto y la dejo a tamaño dedal enganchada a la tapa de un pote de
cristal que iba a tirar. Como la vela no es de té abro un sobre del Earl Grey
que me tomo por las mañanas y sazono la vela como quien pone orégano en la
pizza. McGiver haciendo magia casera y... ¡Listos!
Repito el proceso del papelico, escribo mis deseos, lo
ato con un hilo verde, a conjunt con la vela y vuelvo a rescatar
el cuenquito del dragón quema incienso. De nuevo lo dispongo todo en el
mármol de la bañera, que ya tengo preparada con agua hasta arriba y bien de
espuma. Si hay que purificarse, se purifica una bien. Me sirvo una copa
con un vino blanco D.O. Empordà bien fresquito y esta vez para ir más rápido
paso del encendedor normal y me voy directa al chisquero de la cocina. Enciendo
la vela y con ella quemo una punta del rollito, miro fijamente el fuego sin
poder evitar bizquear un poco cuando empieza a prender y a oscilar la llama. No
es tarea fácil ser bruja y cuqui a la vez. Como el rollo es pequeñin y no me quiero quemar los dedos lo dejo consumir en su cuenquito. Esta vez tarda mucho menos y
en seguida me puedo poner en la bañera a relajarme, mientras, la vela va desapareciendo al son de mi lista de Spotify lentas 2019 y yo me voy dejando llevar a un mundo
mejor. One day I fly away...
El drama viene cuando tiro por tercera vez de la cadena
del wáter para despedirme definitivamente de mis deseos. Mentalmente los repaso
hasta que llego al último y me doy cuenta que me he equivocado. ¡Ay, no!
¡Paren eso! Digo mirando fijamente el agua ya apaciguada del retrete. ¡Mierda,
mierda! Me había equivocado en un detallín.... Yo quería poner que quería estar
en buena forma física porque me gustan mucho las clases de J-JD-D (sí, sí, usa
tres nombres y ahí están todos) y como me ahogo y no llego pues yo.. solo
quería... estar un poco mejor y... me lié y puse que quería físico. Ahora el
que reparte la suerte creerá que soy una superficial asquerosa y quiero un
cuerpazo, ¡que a mí eso me la pimfla! ¿Y si se confunde y cree que lo que
quiero es a un estudioso de la física? Claro que si es un físico nuclear que
cobra un dineral por no apretar jamás el botón de pum... Pues oye, no llegaré a danzar como una ágil bailarina pero la vida me la resuelve, eh. En fin, que
ahora me toca ver qué sucede con mi vida... Lo que viene siendo lo normal, ¿no,
queridos fans y lectores en general?