jueves, 1 de agosto de 2019

Los miniheads

Los miniheads, mote acuñado por mi amiga Me, somos esa raza de seres humanos con la cabeza más pequeña de lo normal y ligeramente desproporcionada al cuerpo. 

Algunos de los nuestros les cuesta aceptar que tienen el tamaño de un guisantes en lugar de una calabaza. Utilizan excusas como... No es que a mí los sombreros no me quedan bien... Sí, claro, como que parece que llevemos satélites allí arriba. Yo, por ejemplo, tengo problemas para encontrar talla de casco de moto. Tengo que utilizar una talla xs o ya la grande de niño.

Siempre pensé que lo mío era de tamaño más bien chiquirritín pero no me di cuenta hasta hace poco, comparando unas fotos en las que salía gente de testa normal, lo reducida que era la mía. Y, fue entonces, cuando descubrí que pertenecía a los miniheads. 

Toda mi vida alejándome de las tribus urbanas para acabar metida en ésta. ¡Yujuu!

Ahora me fijo más en ésta tontada y abriendo los ojos a mis nuevos compatriotas puedo decir que no somos pocos. Porque, a ver, no nos engañemos, en éste país abundan más bien los cabezones. En mi oficina hay otra compañera unida al movimiento pro miniheads para un mundo libre. Nuestro lema, 'En el pot petit, la bona confitura'. (traducción: en el pote pequeño, ¡la mermelada está buenísima!) 

En este punto he de esclarecer que la preocupación por el tamaño... De mi cabeza, de, mi, cabeza, que es de lo que os estoy hablando, desviados y marranos, me llevó a averiguar que la inteligencia, como muchas otras cosas, ejem,ejem, no se mide por su tamaño sino por las arrugas que tiene nuestro cerebro. Lo de tienes el cerebro plano no es a baladí, ya veis. Yo para mí que cada día por la noche algún ser imaginario me da la plancha porque día que pasa, más taruga que soy. Y, lo curioso, es que a medida que te vas haciendo mayor tú te vas quedando como una pasa vieja y tu cerebro no, no va alimentándose de inteligencia con más arrugas. Él se queda cada vez más rígido. Si es que estamos mal hechos, ¡coño! ¡No me jodáis! Tú con todo de pieles colgalderas y arrugas y el cerebro acartonao! ¡Venga, ya!

La gente suele reírse de mí cuando asocio a las personas a los animales con los que tienen similitud a la hora de escoger pareja. Un cara ratón jamás podría estar con una cara pez. Es parte del juego que está más que estudiado pero como yo no soy erudita pos me invento mis propias teorías, no del todo erróneas. Pues con las cabezas imagino que pasará igual:

"Mujer soltera minihead busca hombre de similares características en centímetros cuadrados de tejado."

martes, 2 de julio de 2019

Personas, personajes y personajillos


Mi abuela siempre decía que me gustase o no en este mundo había de haber de todo. Hoy, vamos a repasar a unos cuantos que no tienen desperdicio y sin ellos el mundo quizás sería mejor pero más aburrido seguro.

En primera posición, en la pole, tenemos al ansias. Ese compañero que te viene a dar golpecitos en el hombro mientras estas trabajando, a tus cosas tranquilamente, para informarte que te acaba de enviar un mail y cuando le preguntas si es urgente te responde que no, que es para que lo sepas. Aja... (crisis nerviosa incoming...)

Luego tenemos a la que te menciona en 100.000 sorteos en las redes, como mi amiguita Me. Y cuando dices Oh, sí, mola, éste está guay, te das cuenta que para entrar en el concurso debes compartir la foto, mencionar a todo el vecindario, seguirlos a ellos, hacer el pino puente, dar tres pasos al oeste y dos al este... ¡Joder y que ves que 20.000 personas ya lo han hecho! ¡Que asín a mí no me va a tocar nunca! Que en la tómbola del mundo yo he tenido muchas suerte porque todo mi cariño a tú número jugué, yo soñaba con tu nombre, deseaba conocerte y la tómbola del mundo me premió con tu querer... Y sí, sí, a la jodía siempre le toca la tómbola.

Y qué me decís de esa persona que se deja siempre las puertas abiertas, eh, qué. ¿Qué? Más de un chichón ha caído por culpa de esos sinvergüenzas despiadados con esas esquinas traicioneras expuestas a tu cabeza. Vale..., sí, yo soy una de ellas. Lo admito. En mi casa todo los armarios tienen abierta una de las puertas. ¡Coño vivo sola! Y, sí, aunque es puro pragmatismo yo también me dao y me tenido que cagar en mi misma.

Otra sería la mosquita muerta, suele hallarse sobre todo en la banda más femenina, esa que va de sensiblera, esa que con su inocencia y un abatir de pestaña te convence de lo buena persona que es y luego, cuando te confías, ¡Pam! Te da por detrás. ¡Oh, vaya, sorpresón! La mosquita se convierte en moscardón negro, peludo y asqueroso. Un bicharraco que solo lo ves tú mientras que el resto sigue cautivado con su cándida mirada de seis ojos. Peligrosa, muy peligrosa. Id con cuidado. Aunque no hay que confundirla con la bleda asoleiada (azelga expuesta demasiado al sol). Esa o ese, aquí sí que ya encontramos más paridad, se encuentran exentos de maldad alguna y fluyen por la vida con una inocencia perpetua.

Por último, sin menospreciar esta digna posición, nos encontramos con la pone nombres. Sí, lo sé, he tocado hueso. Aquí sois más de una, eh, pillinas. Esa persona que tiene que bautizarlo todo. La que su filosofía se basa en que las cosas con nombre duran más o las plantas crecen más bellas.  Si tienes cerca a una de esas personas cuando te compras algo siempre lo primero que te pregunta es si ya les has puesto nombre y como contestes que no ya te mira con cara de... Pues se lo tienes que poner porque sino...  Y, entonces, te ves atrapado y con la obligación de ponerle uno porque sino... Así que recientemente, conmigo tengo a Bruce, Axel, Clarence, JLo y un intento de Vicentet que no acaba de cuajar con mi pequeño Smart.

Y para rematar está la bloguera humilde que no cesa en colgar sandeces y que lo normal es que no lo lean más de 20 o 30 personas pero ellas sigue porque con saber que una sola de ellas se rie ya le basta.



P.D.: Aviso, no voy a cerrar por vacaciones.

lunes, 24 de junio de 2019

Aprendiz de bruja piruja


Es la época de las brujas, su solsticio veraniego y San Juan su momento álgido. Fuego, mar, conjuros... Y yo en un baño diminuto quemando papelicos...

Una compañera sufridora de mi mala pata y gafería constante, conocedora de truquis del almendruqui de brujas ancestrales me aconsejó que hiciera algunos rituales sanadores. 

La cosa era simple, en un papel ponías todo lo malo, lo quemabas y lo enviabas a mar, vía formal bajando a la playa o tirando tres veces de la cadena del wc que va a parar más o menos al mismo sitio. En otro papelico ponías las cosas buenas que querías que salieran bien. Lo quemabas con una vela de té y mirando fijamente la llama mientras se quemaban tus deseos pedías muy fuertemente que se cumplieran. Entonces te dabas un baño purificador dejando que la vela se consumiera por completo y a mar otra vez las cenizas.

Sabéis aquello de... En mi cabeza sonaba mejor. Para muestra un botón.

21/06/2019 - 22:00 p.m. (aprox.)
Me pongo hacer la lista de las cosas malas que quiero dejar atrás. Fácil, demasiado fácil, qué penica. Lo enrollo a modo droga porro y busco un hilo para atar el tubito de papel. Luego, cojo el cuenco de una figura de un pequeño dragón quema incienso que me regalaron hace años y que no he utilizado nunca porque a mí el incienso ñec y me voy para el baño cargada con todo y un encendedor clip convencional. Lo dispongo en el mármol de la bañera, cierro las ventanas para que los vecinos no llamen a los bomberos y pongo el ambientador escupi automático encima del retrete para que vaya haciendo su trabajo y disipe el pestazo a papel quemado. 

Todo listo, vamos allá, enciendo el papelico, se apaga, vuelvo, no consume, vuelvo, me quemo con el puto chisquero del clip, mierda, lo tiro por los aires. Lo recupero, vuelvo a prenderle fuego al tubito de papel medio quemado ya. Venga, falta la mitad. El primer escupi automático ha hecho que con el impulso el ambientador salte dentro del baño, joder, qué asco. Lo recojo y lo desmonto para su mejor secado. Vuelvo a lo mío y sigo intentando quemar lo que queda del conjuro. Como no quiero repetir experiencia mientras el encendedor va quemando yo soplo suavemente el artilugio y a su vez el papelico para ver si se quema ya del todo. Por fin, después de parecerme una eternidad aunque no llegaron ni a pasar cinco minutos concluyo el tema. Después de toda la martingala se me olvida la parte final y, a la espera de que mi compi me pueda socorrer con el resultado, lleno una bolsita con las cenizas. Limpio el cuenquito, lo devuelvo a su dueño, el dragón, y sigo mi vida mirando Netflix con una bolsita al lado que, por el tamaño y aspecto, parece cocaína pocha.

22/06/2019 - 21:30 p.m. (arpox.)
Mientras estoy meando recuerdo lo que tengo que hacer con las cenizas. Tiro de la cadena para no mezclar pipís con mis deseos enviados a mar y tiro las cenizas y le doy otra vez al botón de la cadena. Mi móvil parpadea y veo que ya tengo la resolución. Debo tirar de la cadena tres veces. Pacientemente, me espero a las siguientes tercera y ya cuarta carga y descarga del agua. Mi vecino confirma para sus adentros que debo sufrir de cagalera muy fuerte.
Veo que el mensaje sigue con más instrucciones. El segundo ritual de purificación. No dispongo de ninguna vela, elemento principal y decido posponerlo al día siguiente que todavía tengo tiempo ya que el solsticio acaba con la verbena de San Juan.

23/06/2019 20:30 p.m. (aprox.)
En el paki de abajo he conseguido velas. De las normales, de esas de la era antes de los móviles y que utilizábamos si se apagaba la luz. Como me niego a tener que esperarme a que se consuma ese cirio pascual la corto y la dejo a tamaño dedal enganchada a la tapa de un pote de cristal que iba a tirar. Como la vela no es de té abro un sobre del Earl Grey que me tomo por las mañanas y sazono la vela como quien pone orégano en la pizza. McGiver haciendo magia casera y... ¡Listos!

Repito el proceso del papelico, escribo mis deseos, lo ato con un hilo verde, a conjunt con la vela y vuelvo a rescatar el cuenquito del dragón quema incienso. De nuevo lo dispongo todo en el mármol de la bañera, que ya tengo preparada con agua hasta arriba y bien de espuma. Si hay que purificarse, se purifica una bien. Me sirvo una copa con un vino blanco D.O. Empordà bien fresquito y esta vez para ir más rápido paso del encendedor normal y me voy directa al chisquero de la cocina. Enciendo la vela y con ella quemo una punta del rollito, miro fijamente el fuego sin poder evitar bizquear un poco cuando empieza a prender y a oscilar la llama. No es tarea fácil ser bruja y cuqui a la vez. Como el rollo es pequeñin y no me quiero quemar los dedos lo dejo consumir en su cuenquito. Esta vez tarda mucho menos y en seguida me puedo poner en la bañera a relajarme, mientras, la vela va desapareciendo al son de mi lista de Spotify lentas 2019 y yo me voy dejando llevar a un mundo mejor. One day I fly away...

El drama viene cuando tiro por tercera vez de la cadena del wáter para despedirme definitivamente de mis deseos. Mentalmente los repaso hasta que llego al último y me doy cuenta que me he equivocado. ¡Ay, no! ¡Paren eso! Digo mirando fijamente el agua ya apaciguada del retrete. ¡Mierda, mierda! Me había equivocado en un detallín.... Yo quería poner que quería estar en buena forma física porque me gustan mucho las clases de J-JD-D (sí, sí, usa tres nombres y ahí están todos) y como me ahogo y no llego pues yo.. solo quería... estar un poco mejor y... me lié y puse que quería físico. Ahora el que reparte la suerte creerá que soy una superficial asquerosa y quiero un cuerpazo, ¡que a mí eso me la pimfla! ¿Y si se confunde y cree que lo que quiero es a un estudioso de la física? Claro que si es un físico nuclear que cobra un dineral por no apretar jamás el botón de pum... Pues oye, no llegaré a danzar como una ágil bailarina pero la vida me la resuelve, eh. En fin, que ahora me toca ver qué sucede con mi vida... Lo que viene siendo lo normal, ¿no, queridos fans y lectores en general?