miércoles, 24 de noviembre de 2010

Mi bici no me quiere...

A finales de agosto me compré una bici de segunda mano. El objetivo era poder llegar al trabajo con ella (unos 40 min. de distancia). Mientras estuve de vacaciones la cosa estuvo bien, hacía pequeños trayectos y no nos cansábamos demasiado. El problema vino cuando le empecé a exigir más...

Primer día que voy al trabajo con mi bici: Uy, si que cuesta si llegar. Bueno, seguiré para adelante, uy, parece que me duelen cada vez más las rodillas. Vaya, parece que el sillín lo tengo puesto demasiado a bajo... Bueno, me espero a llegar al trabajo y lo subo allí tranquilamente. Uy, parece que para subirlo hay que desmontar un tornillo, bueno lo intento, uy que fuerte va este tornillo... Vuelvo a casa con las rodillas a la altura de los pechos, bueno es bajada...

Segundo día que voy al trabajo con mi bici:: Me he bajado las herramientas para poder cambiar el tornillo del sillín y poder llegar con más comodidad al trabajo. Muy bien, ya lo tengo cambiado. Vamos para allá. Uy un bache... Uy, me vuelven hacer daño las rodillas... Uy, otro bache... Vale, si. Se me ha bajado el sillín otra vez... He quedado con las compañeras de trabajo y no me puedo entrener. Alá otra vez con las rodillas, esta vez, a la altura de las orejas y andando....
Llego al trabajo y le pido a un compañero que me ayude a poner fuerte el tornillo del sillín que con mi fuerza de mosquito no puedo. Con la fuerza mil sansones me lo aprieta pero sin fijarnos en la altura... Con lo cual que hemos pasado de tener las rodillas a la altura de las orejas para volver a la altura natural de mi bici, es decir a la altura de los pechos....

Tercer día que voy al trabajo con mi bici:: Me he comprado un aparatejo especial para poder dejar de utilizar un tornillo y poder subir y bajar el sillín a mi antojo. Voy a quitar el tornillo, uy, que fuerte lo apretó mi compañero. Uy, si es que está pasado de rosca. Uy, he vuelto a quedar con mis compañeras y vuelvo a llegar tarde. Pues venga, todo el camino otra vez con las rodillas a la altura de mis pechos....

Antes de llegar al cuarto día, un domingo cualquiera me bajé al parque a arreglar mi bicicleta. Tenía que quitar ese tornillo fuera como fuera. La única manera era con 3 en 1. Uy, es domingo y no tengo 3 en 1, a ver qué puedo utilizar. Esto mismo me servirá (aceite de rosa de mosqueta). Con herramientas en mano, el aceite y un pilón de toallitas deshechables conseguí cambiar el tornillo.

Cuarto día que voy al trabajo con mi bici: ¡¡Bien, lo conseguí!! !!Ya voy como el resto de biciclistas!!! !!Yuju!!!

Quinto día que voy al trabajo con mi bici: Uy, que pasa aquí... !!Me han robado el sillín!!

Antes de llegar al quinto día, me compro un sillín nuevo. Llego a casa, uy, no tengo las herramientas necesarias para montarlo... Bueno, a ver si con las manos puedo, uy, parece que si, un poco de ñigui-ñogui pero parece que se deja.

Sexto día que voy al trabajo con mi bici: Bueno, ya tengo instalado el sillín nuevo. Uy, parece que el candado está un  poco oxidado. Uy, no puedo girar la llave. Vaya, vuelvo a llegar tarde y no puedo  abrir el candado de la bici. Me voy en moto...

Séptimo día que voy al trabajo con mi bici: Me he comprado candado nuevo y nuevamente con la rosa mosqueta hemos conseguido abrir el viejo. Hoy no llegaré tarde.
He llegado fantásticamente bien pero a la vuelta a casa me doy cuenta que la luz delantera no me funciona y que las ruedas las tengo flojas. Vamos a la gasolinera y una compañera me ayuda a hincharlas. La luz sigue sin funcionar...

Octavo día que voy al trabajo con mi bici: Ya he conseguido arreglar lo de la luz. Un cable que se había despistao. La ida fantásticamente bien pero a la vuelta mientras estoy cruzando un semáforo, uy, se me ha caído la luz trasera. No me puedo parar esta en ámbar. Me espero a que se vuelva a poner en verde. Cojo la luz. Uy, le falta el tornillo. Mi compañera y yo nos ponemos a buscar en medio de la oscuridad un tornillo negro por el asfalto, nada fácil, la verdad. Pasan una pareja de abuelillos que iban paseando "¿Qué se os ha perdido?" nos pregunta la amable mujer "un tornillo, señora" y muy risueña dice ella "el de la cabeza, ¿no?"

Aún no he llegado al  noveno día que voy al trabajo con mi bici...

4 comentarios:

  1. ¡¡¡Este viernes ya no se puede romper nada más!!!

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  2. ¡Tu puedes niña! Pero ponle ya nombre a la bici que así no te dará problemas, ya verás!

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  3. ¡Y claro que tu bici te quiere! Simplemente está en la adolescencia o algo así!

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  4. Mientras no se jodan los frenos... Jujuju...

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