viernes, 24 de junio de 2011

Crónicas milanesas


Este puente es San Juan y como no soporto la mala costumbre de tirar petardos y convertirse en salvajes borrachos, este año me he decidido y me voy de esta ciudad para irme a otra con un pelín más de glamour: Milán.

Ayer el viaje empezó de un forma extraña. El vuelo se retrasó casi una hora. Eso, evidentemente no es lo extraño, ya que si viajas con compañías de bajo coste ya sabes que antes no se verifica el tamaño de todas las "bolsas" de mano de todo el pasaje nno se sale. Lo extraño sucedió a medio vuelo...

Cuando ya llevábamos casi media hora de vuelo, una azafata dijo por el altavoz con voz temblorosa:

- There are any Doctor? - Intentó repetirlo pero no le salía la voz.

En ese momento me cagué. Me cagué mucho. Las azafatas han visto de todo y están acostumbradas a toda clase de situación. No se le podía desquebrajar la voz así como así. Algo grave estaba sucediendo.

De golpe, un cachas, a lo Jack de "Perdidos" o más bien a lo Mark Sloane de "Anatomía de Grey", se levantó de su asiento y corrió hacía delante hacía la voz temblorosa. Sentí alivio al pensar que había un médico en el avión. Imagino que igual del resto del pasaje que amontonaba sus cabecitas en las laderas del pasillo y que el azafato a golpe de caderas fue apartando en cuanto vio salir al médico cachas.

¡¡¡Pero cuando vi que abrían la cabina del piloto me recagué!!!

Instintivamente busqué entre los pasajeros a una mujer embarazada, a una persona sobrada en kilos, a una pareja de asiáticos, a un padre con su hijo, a un timador, a una mujer esposada en el asiento, a un tullido en silla de ruedas, a un rockero fracasado... Dios, menos mal. No había nadie así. Aquello no era el vuelo 815 del Oceanic Airlines. Sólo que a una mujer le había dado un ataque de ansiedad y se la habían llevado a la cabina del piloto para que estuviera alejada de las miradas curiosas.

Cuanto llegamos a tierra ya empezó ser más a lo “Aterriza como puedas”. Nos hicieron embutir a todo el pasaje en un mini-bus. El último, fue el médico cachas. Que por cierto, subió con su familia adorable (una esposa con cara de muy buena persona y dos niños monísimos). Yo creí que lo aplaudiríamos y que se le haría una gran ovación pero como estábamos tan asardinaos era imposible juntar las palmas para aplaudir al héroe. Un vez todos en el chiqui-bus anduvimos 5 metros, se paró y abrió las puertas. Aquello era inaudito, diez minutos para inquibirnos todos en un bus para máximo 50 personas para recorrer solo 5 metros. El pasaje era multilingüe pero la cara de tontos que se nos quedó a todos era la misma en todos los idiomas.

4 comentarios:

  1. jajajaj Maica está claro que las situaciones surrealistas te siguen allí donde vas!

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  2. JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA!!! ME MEO!!!

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  3. Dios a mi me pasa eso en un avión y me muero XD Con lo poco que me gusta volar...

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  4. Maica, un altre día que estigui l' Eric Dane al teu vol fes el favor d'avisar!!!!

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