sábado, 25 de junio de 2011

Pies de princesa (Crónicas milanesas II)

Hoy, paseando por las calles de Milán, donde las grandes firmas de ropa y complementos exiben sus maravillas, he notado en mi interior un ferviente deseo de tener los pies de una princesa. Aunque escaparate tras escaparate parecía un despropósito contra los pies humanos, la mayoría de ellos eran preciosos. ¡Qué belleza!

Me he enamorado de unos que valían 999 euros (como si no supiéramos que esos son: ¡1000 eurazos!). Eran unas sandalias rojas, con unos diminutos swarovski engarzados en el talón y en la delicada cinta que cogía el tobillo. El tacón era de aguja, de unos 20 centímetros.

Por supuesto, no me convinaban con nada de mi colección verano que hay depositada en mi armario. Y ya no sólo por su coste o por la incompatibilidad con mi vestuario, esos zapatos solo los podía llevar una princesa o un millón de milanesas. ¡Jesús, qué destreza tienen, las mu jodías!

Pero jamás de los jamases los míos podrían profanar tal belleza. Los míos continuarán encarcelados en unas Converse mientras continuamos la ruta por Milán.

2 comentarios:

  1. Un beso desde Bcn, Maiqueta! A seguir disfrutando, y esconde bien la tarjeta de crédito por si acaso, jejeje :)

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  2. Se ha de nacer para lelvar tacones... eso no se aprende...

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