martes, 12 de julio de 2011

Bici nueva

Bueno, bueno. Parece que mi mala suerte con las bicis no se limita al trasto que tengo aparcado en frente de casa y que los lectores habituales ya saben lo mal que me lo hizo pasar. Al ver mi incompatibilidad con ese andrajo de hierros decidí comprarme una.
 
Fui a una superficie comercial y vi una de oferta. No estaba mal y reunía las condiciones necesarias: Dos ruedas, pedales, frenos, una cesta más o menos grande, bueno, lo que vendría a ser una bici de ciudad de lo más corriente. Pregunté por ella y me indicaron que la tenía que reservar porque la oferta era muy buena y había mucha gente que la quería. Acepté y me hizo un papelito con los datos, indicándome que sobre todo, sobre todo no perdiera ese papel.
 
Pasaron unos días y el señor no me llamaba. Pasaron más días y decidí ir en persona para ver si estaba ya preparada y tirada por algún rincón. Mi sorpresa fue cuando me dijo que me estuvo llamando pero como no contestaba se la dieron a otra persona. Entonces quedamos en que me reservaba otra y que sobre todo, sobre todo no tirara el papelito porque la bicicleta ya no estaba en oferta y me cobrarían el precio de ese momento y como yo soy un poco desastrillo con el tema papelotes, no le dí mucha importancia, así que fue a parar como la anterior vez a mi bolso. Le conté que, por favor, si veía que no contestaba dejara un mensaje y yo iría a por ella tan pronto como pudiera.
 
Al cabo de pocos días el señor me volvió a llamar y de nuevo no dejó mensaje en el contestador. Gracias a Dios, una compañera oyó el teléfono, me lo trajo y el señor volvió a llamar en ese mismo instante. Lo cogí y me indicó que ya estaba lista.
 
El sábado pasado fuí a buscarla con el recibo en mano, había conseguido rescatarlo de entre un sinfín de papelotes más. En el lugar donde estaba el señor había un cliente esperando su bici así que le indique al señor monta-bicis que volvería en 10 minutos. Me di un par de vueltas por el centro comercial, cuando volví, llegó el momento de "¿Tiene usted el papelito?. ¡Mierda! ¡Lo he perdido!
 
Dios Destino me volvió a jugar una mala pasada. Pero esta vez no me daba la gana que ganara esta partida asín que me puse a buscarlo por todo el centro comercial. Literalmente parecía una loca mirando al suelo en lugar de los productos puestos con más o menos gracia en sus estantes.
 
Por fin, lo encontré. Se lo di al señor monta-bicis enérgicamente y le dije "¡Quiero mi bici!". A parte de la bici, me cogí una "V" (candado para bicis) y otro candado para atarla bien atada y forrarla de candados para impedir que me roben ni un solo tornillo. Fui a la caja y como no. El precio estaba mal. Ahora valía bastante más y la oferta no me contaba. Después de suspirar miré al señor cajero y le dije que hablara con el monta-bicis. Yo había traído mi papelote, lo había perdido y lo había recuperado. Dios Destino  me la quería volver a jugar. Finalmente se aclararon las cosas y me pude ir con mi bici nueva.
 
Cuando llegué a casa orgullosa con mi bici nueva me di cuenta que se me olvidó comprar una cosa...
¡¡¡Un utensilio para cortar los plásticos que envolvían los candados!!!
 
Como pude até las dos bicis, la viejuna y la nueva y corrí para casa a buscar algo que me sirviera para cortar el packaging.
 
Sudando como una cerda porque eran las 6 de la tarde de un bonito día de calor, subiendo y bajando 4 pisos sin ascensor consegui atar mi bici nueva a la espera de poder volver a ser utilizada.

3 comentarios:

  1. ¡Dios mio! ¡Lo tuyo en mal suerte de la de verdad!

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  2. Jajajjaaa, qué bueno!! Pero pon una foto del vehículo, no? Quiero verlaaaaaaa :)

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  3. hehehehehehhehehee!!! Ahora, sobre todo...NO PIERDAS LAS LLAVES DE LOS CANDADOS NUEVOS!!!

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