martes, 2 de agosto de 2011

Realidad vs musicales

Esta tarde con unos compañeros estábamos comentando lo mucho que nos gustaría que nuestra vida fuera un musical pero... ¿Por qué mi vida no es un musical?
 ¿Por qué mi gato no me canta un rap cada mañana cuando me levanto...? ¡Infarto! ¡Mi gato no sólo habla sinó que también canta!
¿Por qué la mantequilla no se me unta sola en el pan bailando un tango con las rebanadas...? Muy entrañable pero me moriría de hambre, sería incapaz de comérmelas.
¿Por qué mi moto no vuela como Dumbo mientras se monta un desfile en mi ruta matutina hacia el trabajo...? ¡Qué seguro... una moto volando por los aires...!
¿Por qué cuando llego a trabajar mi jefe no sale a la puerta y con voz de tenor me dice que tengo el día libre...? Inimaginable...
¿Por qué mis compañeros no cantan havaneras alrededor de la mesa mientras comemos...? Hay días que casi, casi...
¿Por qué las florecillas del parque no me cantan una canción de despedida cuando salgo de trabajar...? Porque los perros estarían en las copas de los árboles muertos de miedo...
¿Por qué mis amigos no han montado un flashmob por la Diagonal...? Porque seguro que a ningún coche le molestaría en absoluto se colapsara la salida de Barcelona...
 
¿¡Y Por qué no!? A parte de lo obvio, como que mi gato cante o que mi moto vuele. ¡Sería genial!
 
Pero desgraciadamente si todos quisiéramos que nuestra vida fuera un musical sería un follón. Imaginaros, vas andando tranquilamente y la vida musical de otra persona, tu vecina por ejemplo, se activa porque ha salido a comprar el pan. Tu te ves en medio de un avorágine de bailarines y gente dando palmas adorando el pan de tu vecina... o vas a la playa y un sinfín de sombrillas forman una coreografía porque un bebé a aprendido a nadar... o peor aún tres horas en la cola del super porque un señor se ha encontrado un euro en el suelo y venga... carros paquí, carros pallá bailando...
 
La realidad es muy dura pero es mucho mejor que los musicales se queden en el teatro, en el cine o en nuestro rincón más preciado: La imaginación.

5 comentarios:

  1. Con un poco de azúcar esa píldora que os dan,
    la píldora que os dan...
    pasará mejor.

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  2. ¡Jajaja! Pues la oficina es casi un musical y yo creo que a los 2 días todos locos! (sin necesidad de colapsar la diagonal o cosas por el estilo)
    Eso sí, que mis pequeñas gatitas hablaran me encantaría! Ainsss... que bonicas que son jejeje

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  3. ay sí! yo creo que esa píldora que os dan... es drogaína!

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  4. Pero si la vida fuera un musical, todo el mundo tendría que cantar bien, y entonces programas como Operación Triumfo o Factor X se irían al garete, y nos perderiamos a los típicos niños prodigios, o las Susan Boyle de turno...
    Uf, mejor nos quedamos como estamos, no?

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  5. mientras en mitad del musical de la vecina nadie irrumpa con "picadura de la cobra gayyyyyyyy"...

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