martes, 24 de enero de 2012

Cuando un amigo se va algo se muere en el alma...

Siempre he sido una persona muy solitaria, nunca he necesitado a una multitud de amigos para ser feliz. En mi isla estaba todo lo que necesitaba: una tele y un video. Quizás, a la mayoría, le puede parecer triste pero no, nunca fue así.

Mi madre, nunca quiso que fuera una niña adicta a la televisión, cosa que ya os digo no consiguio. Apenas tengo culturilla de telebasura, porque mi madre sólo me dejaba ver los programas divulgativos o para todos los 


Para los que no me conozcan 
soy la de debajo la manta.

públicos, como por ejemplo, los viernes el "un, dos, tres..." o los domingos soporíferos con Félix Rodríguez de la Fuente. A medida que me hacía más mayor ya me dejó ver series de detectives, como ella las veía pos yo también. Pero mi independencia llegó cuando me regalaron mi primer video. Oh, qué divertido era grabar mis películas favoritas, programar las que no podía ver porque emitían demasiado tarde, grabar mis video-clips y verlos una y otra vez, una y otra vez. Tenía dos estanterías llenas de vídeos con películas que veía repetidamente. Era socia de 2 o 3 video-clubs y podía llegar a alquilar 4 o 5 películas en  un fin de semana. 

Recuerdo perfectamente el día en que mi primer vídeo murió, no lo vi venir. Si que pachucheaba un poco y cuando rebobinaba las películas (que yo era de las pocas que lo hacían, porque me han educado así) hacía un ruido tipo lavadora centrifungando que era demasiado pero era valiente y día a día me mostraba su lealtad funcionando como un campeón sus 5 o 6 horas seguidas, que lo tenía venga película pa aquí, venga película pallá... Entró mi madre en mi habitación y me vió tendida en el suelo delante de la pantalla, llorando y con los cables en la mano. Había perdido un amigo, un fiel compañero de fines de semanas agónicos en casa con mi madre y mi abuela, sin poder salir de casa por tener que cuidar a la segunda. Aunque me compré uno esa misma tarde, nunca le olvidaré.

Pues el otro día pasó algo similar, el senyor espantaocells, Alias, Mulder o uno de esos desaprensivos del FBI a los que yo tanto admiraba en mi caja tonta decidieron apagar mis dulces fines de semana de relax y manta. 

¿Qué mal hago llegando a mi casa y poniéndome a ver dos o tres capitulillos de cualquier serie chorra? ¿A caso maltrato a alguien, asesino a gente, provoco guerras, trafico con drogas...? No. Sólo pongo mi vida en stanby delante la pantalla durante 72 minutos, si hago daño a alguien es a mi misma y ya soy mayorcita para asumir las consecuencias. Estoy indignada con gente que tiene las prioridades torcidas, millones de gente por el mundo muriéndose de hambre y nos dedicamos a apagar el botón de la tranquilidad de 150 millones de usuarios. Estoy cabreada porque actualmente hay un chorro de guerras interminables que nadie pone solución y tiparracos que no tienen mejor que hacer se dedican a tocar las narices a los que están plácidamente en su casa mirando la tele. Me considero una persona poco reivindicativa pero si hemos de volver para atrás, pues para atrás que volvemos, quememos nuestros sujetadores y reinvindiquemos nuestra libertad de hacer el gandul todo lo que nos plazca!

¡Te echaré de menos compañero de descargas!

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