La vuelta al cole

Muchos ya hemos vuelto de las vacaciones y los que no, pues mira, suerte que tienen. Pero llega la época en que tienes que reorganizarte la vida. Como si tu día fuera un puzzle de horas que vas rellenando con actividades y nuevos propósitos.

Con las editoriales enchufándonos sus tropocientosmil fascículos y las clases de idiomas, me da la sensación que, ya por tiempos remotos, septiembre es como año nuevo. A la vuelta de vacaciones empezaré aquello... haré lo otro... dejaré de hacer o deshacer...

¿Cuantos de vosotros estáis pensando en apuntaros al gimnasio? ¿Cuantos queréis mejorar vuestro inglés o estudiar chino mandarín? ¿dejar de fumar? ¿dejar de comer? ¿dejar de comprar compulsivamente por internet?

Yo este año, como una más, me he propuesto ir al gimnasio tres veces por semana, ir a clases de escritura (que debéis estar de mis faltas ortográficas hasta la coronilla) y he decidido que voy a comer como una señorita todos los días y tirando a lo baratito, que estamos en crisis y no estamos pa pijotadas. Nada de glotonear por las tardes y ponerme fina a bollería industrial. Se acabaron esas tardes de domingo interminables de sofá y bollos, sofá y pizzas, sofá y palomitas, sofá y helado... Millones de porquerías combinadas una detrás de otra, se acabó. 

Seguro que mis propósitos duran nada y menos, pero si que os tengo que decir que soy tirando a cabezona y cuando algo se me mete en la sesera... Pero por otro lado, tengo la fuerza de voluntad de un mono, que solo falta que me enseñen una banana para que vaya yo corriendo detrás. Tozuda como una mula y con la voluntad de un mono... conceptos totalmente incompatibles ¿Veis como muy normal no soy? 

Asín que para fin de año, ya os contaré si tengo que repetir propósitos o me mantengo en mis trece.