lunes, 17 de diciembre de 2012

No uno, sino dos

Hace aproximadamente 15 días al ir a trabajar me di cuenta que me habían robado el retrovisor izquierdo de la moto. Me jodió un montón porque son unos euritos que no tenía pensado gastar. Asín que, con toda la impotencias del mundo pillé la Diagonal en dirección a mi trabajo cagándome en toda la familia de las malas personas que habían usurpado ya no sólo mi retrovisor sino los dineros que me costaría reponerlo.

A medida que iba pasando el día me fui tranquilizando, son cosas que pasan, me iba diciendo a mi misma. A la tarde, llevé a mi pequeñuela al mecánico que muy amablemente me dijo que se la quedaría un par de días y que  me costaría 40 euros. Pensando que la broma me costaría más cara me fui la mar de contenta para casa. 

Al día siguiente, me aventuré y fui en autobús. En seguida, me volví a acordar de esos hijos de sus madres que se dedican a robar a los demás. Me empujaron, estrujaron y me pisaron el callo del pie. Eso en moto no pasa, como mucho te pitan y te mandan algún improperio pero como mínimo no hay contacto físico sudoroso. ¡Cómo se puede sudar tanto en pleno invierno, por Dios!

En fin, 24 horas después ya volvía estar en la carretera con mi motito como nueva. Casi tres días más tarde ya tenía puestos perfectamente los retrovisores. Que yo soy de las maniaticas que tienen que estar perfectos o no me siento segura. Ahora medio centímetro a la derecha, ahora un pelín arriba y asín voy haciendo hasta que quedan exactamente como los quiero. Luego viene el típico que tiene que aparcar su moto justo al ladito, pegadita a la tuya y a tomar por culo tu perfección espejil y alá otra vez tres días pa ponerlos en orden.

Cuando todo parecía perfecto y maravilloso, como sino hubiera pasado nada, vuelvo un día del gimnasio y... ¡Bum! ¡El retrovisor izquierdo a tomar por culo!

Esta vez, el ladronzuelo lelo no supo quitarlo bien y se lo cargó. Muy amablemente, en lugar de dárselo a un transeúnte con carrito de chatarra, lo dejó en mi sillín y supongo que yo llegué al cabo de poco del suceso, sino el transeúnte con carrito de chatarra se lo hubiera llevado ya. Guardé el retrovisor izquierdo en el cofre de la moto y me fui a mi casa arrastrando el ánimo, pues ya no tenía ni cuerpo para despotricar contra los asalvajaos que me habían, otra vez, desprovisto de un espejo.

Al día siguiente, repetí la operación. Esta vez, el mecánico sólo tuvo que ponerme una hembra para atornillar el retrovisor que me habían petado. Tiré de mi mejor sonrisa y me hice bastante la víctima pero aún así me cayeron 18 euros. O sea, que gracias a los desprovistos de alma que van tocando la moral al resto de la humanidad tuve que desembolsar 58 euros por la cara. 

Cuando volví a mi casa, me di cuenta que la mayoría de motos les faltaba algún o los dos retrovisores. Se ve y se rumorea que cuando te roban uno no tienes que ir al mecánico corriendo a que te pongan otro, eso es de pringados, lo que tienes que hacer es ir a joder a otra persona y seguir la cadena de delincuencia. ¡Claro que si, hombre! ¡Jodámonos los unos a los otros hasta reventar! 

Le estado dando vueltas al asunto, que ya sabéis que yo soy mucho de darle al coco. ¿Y si pinto los retrovisores con corazoncitos y estrellitas? No, a ver si hay una quinqui por ahí que los encuentra molones y me los quita también. ¿Y si pillo un parquing compartido con alguien que trabaje por la zona. Esa persona lo podría utilizar de día y yo de noche? Valens, no conozco a nadie con esas características con lo cual me tendría que comunicar cada día con un desconocido para saber cuando deja libre la plaza y no me apetece nada. ¿Y si pongo candados? ¿Pero dónde? ¿Y si pongo electrodos para que les metan un chispazo cada vez que toquen o muevan un sólo centímetro mis retrovisores? Valens, eso no existe. Total, que como vivo en la frontera del barrio, la voy a aparcar un par de días al otro lado. Hay un cruce de calles que es el caos motoril, ya que en las tres esquinas hay un tumulto de motos impresionante. A ver, si ahí pasa desapercibida y aguantamos, al menos, hasta el mes que viene con los dos retrovisores.

1 comentario:

  1. Como usuaria del autobús, puedo decirte que solamente pisamos o atacamos a los que tienen pinta de ir en moto ;) Por cierto, soy partidaria de que pintes el retrovisor roas con corazones y estrellitas!

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