Aún así, ya van dos veces que me veo metida en una persecución entre la policía y algún delincuente escurridizo.
La primera vez, fue hace como un trillón de años. Yo salía del metro en Diagonal. Para los que no sois de aquí Paseo de gracia tiene una gran calzada y dos laterales donde pasan coches, entre una y el otro esta la boca del metro. Iba yo a cruzar el lateral cuando pararon en seco varios coches, que al momento vimos, todos los que salíamos del metro, que eran de la policía. Habían detenido a dos malhechores y los llevaban detrás de uno de los coches. Más listos que el hambre, aprovechando el semáforo en rojo se escaparon. Y ahí fue cuando se lío parda. Empezaron a correr como alma al diablo, nosotros en medio, los polis que cuando se dieron cuenta salieron a por ellos gritando como posesos. Yo me arrinconé en la casa de las telas y pude ver todo el espectáculo. Al más torpón lo pillaron al segundo, lo arrojaron contra el capó del coche y lo esposaron. Pero al otro que gambaba que no veas se perdió por los Jardinets para arriba, justamente en la dirección en la que iba yo. Lo que nunca entendí, si es que en las películas ya se ve que entran en los coches esposados y ponen los seguros de las puertas del coche, ¿cómo porras estos dos salieron del coche de policía tan alegremente. ¿Que eran magos profesionales o los polis eran mu tontos? ¡Lo que si es cierto es que el susto que nos llevamos los transeúntes fue poco!
Pero más recientemente, el miércoles concretamente, hubo hasta tiros. ¡Si, si! ¡Disparos reales! No de esos de piñao, piñao de cuando eramos pequeños, apuntándonos con el dedo. Disparos de policías que por alguna razón tuvieron que sacar su arma y descargarla contra el bandido. No pude ver mucho porque opté por el no mires para atrás y cual Forrest Gump corre palante.
Venía yo del supermercado, de comprar una docena de huevos que me faltaban para hacer mis famosas croquetillas, cuando al salir ví que los mossos d'esquadra estaban increpando al Sr. pobre que está siempre pidiendo delante del super, con su uniforme de Papa Noel, su sillita de madera y su cervecita caliente. Siempre está ahí con sus locuras que sólo entiende él. Pero ahí estaban los cuerpos y fuerzas de seguridad tirando de la manga del traje al señor pobre con algún motivo que desconozco porque una chica que iba en bici ya se lo preguntó al mosso y él muy secamente le contestó "Siga para delante señorita" con voz ronca y profunda. Así que me fui con mi compra muy alegremente deseando que no se llevarán a ese hombre, que al fin y al cabo, desde que yo vivo por ahí no le he visto hacer ninguna maldad. Pero algo debió pasar desde que yo me fui ya que fue cruzar el semáforo y empezar el jaleo.
Que si, que tengo una imaginación desbordante y a lo mejor no eran tiros. Pero ese petardeo normal no era. El primero pensé, vaya a alguien se le ha pinchado una rueda, el segundo fue, como ¿qué raro dos ruedas? ¡Eso es una estupidez! Entonces, hice el intento de girar la cabeza para ver qué es lo que pasaba, porque ni la Harley más molona del mundo petardea así, y fue cuando ya oí el tercero y el cuarto seguidos. Por lo que, al no ver un resplandor en forma de palmera brillante en el cielo pensé ¡Corre Maiqueta que esto no son petardos!
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