miércoles, 20 de febrero de 2013

Nino t'estimo


Hoy, un compañero me ha hecho saber que es el día internacional del gato. Yo, ni idea pero ya que estamos no podía dejar de escribir un post para mi queridísimo Capitán. Ya he escrito alguna que otra vez sobre mi compañero de vida de cuatro patas. (Noñez mascotilLa loca de los gatosEl mundo de Capitán)    

Él me acompaña en mis días felices. Cuando lo abrazo y doy vueltas como una niña pequeña, él se deja pero con sus ojitos haciéndoles chiribitas, me suplica que lo deje en el suelo y que no le maree más. En mis días tristes, que me acaricia con sus pequeños bigotitos y me hace cosquillas. En los días en que estoy nerviosa y él todavía más y no deja de tocar la pera con sus maullidos queriendo jugar todo el rato. Aquellos días en que estoy enferma y se acerca a mi para inspeccionar mi estado de languidez y se asusta cuando toso como una cafetera vieja o estornudo haciendo temblar los cristales.

Me encanta cuando te sorprende, a veces, al pega un salto a cual pantera negra de la selva y el corazón se te queda en un puño porque te crees que se va a matar pero la majestuosidad de su ser animal impide tal tragedia. Como te hace saber que no estás en la posición correcta del sofá porque asín no se puede poner encima tuyo a dormitar. Y como no tiene vergüenza alguna al relamerse sus pelotillas mirándote con cara de "ves, yo esto lo puedo hacer todo el día y tu tienes que trabajar para darme de comer". 

A los gatos es imposible educarlos. Como mucho puedes conseguir que no se hagan pipí y/o popó fuera de su arena pero poco más. Andan y hacen lo que les da la real gana. La casa es suya y la verdad por el poco rato que yo paso en ella tiene toda la razón. Pero si hay un mantra que cada día le digo a mi gatito antes de irme es que sea bueno, fuerte y valiente. No me hace ni puñetero caso, al fin y al cabo, es gato y el humano aún es un idioma que no domina mucho. Pero con el tiempo mi pequeñín ha madurado mucho y, al menos, hemos conseguido que no se asuste tanto de la gente. Ya puedo invitar a alguien a casa sin que se sienta amenazado. Alguna vez se esconde debajo de la mesa, como si fuera un niño pequeño jugano al pilla pilla "¡estoy en casa! ¡no me puedes coger humanoide gigante! Y cada diez minutos hace un respingo cuando el dispensador del ambientador del baño suelta el perfume. Fuerte, fuerte no es, como mucho te puede arrastrar una pelotilla de lana pero sus patas larguísimas llegan a todas partes, que ya se dice que vale más maña que fuerza y él eso lo sigue a rajatabla, sobre todo a la hora de tirar las cosas de encima de los muebles. Es un gato muy ordenado, no le gusta nada que hayan cosas fuera de su sitio. Eso si, es más bueno que el pan, pobrecito mío, que eso a salido a la dueña. ;-)

Es el gato mimado de la casa, tiene su fuente que le da agua fresquita todo el día. Ahora, en invierno tiene puesta una pequeña estufa al lado de su cama para estar bien calentito mientras yo no estoy, que por las noches ya tiene mis costillas. Se hace un buñuelo encima mío que yo ya desprendo suficiente calor. Su tipito estilizado y su pelo esponjoso se debe a una dieta de pienso light y algún que otro extra de vez en cuando. Y si, lo tengo que decir ¿Qué bonito es mi gato, coño! 

Un besito, desde mi humilde blog, a todos los gatitos y gatitas amigos de Capitán. ¡Feliz día del gato!

No hay comentarios:

Publicar un comentario