lunes, 15 de abril de 2013

Preparado para la cita perfecta

Que hay chicos y chicos todas lo sabemos. Hay quien se cuida más y quien se cuida menos, así como hay chicas que les gustan los chicos más asalvajados y chicas que nos gustan más aseaditos.

El sábado sobre las diez de la noche, volvía a casa después de un día especialmente duro de trabajo. Iba en mi motito con el cerebro en modo pause cuando vi en Diagonal con Casanovas al chico que os describiré ahora. 

Iba con una americana gris, una camisa y unos tejanos. No era especialmente guapo, posiblemente él ya es consciente de ello, pero el ser larguirucho y delgado le daba cierta seguridad y eso aunque sea estando plantado delante de un semáforo se nota. El pelo, muy seguramente, se lo había cortado hacía unos días, quizás demasiado corto para su gusto pero gracias a Dios crece rápido y para el sábado estaba a una medida aceptable para él. Recién afeitado y por supuestísimo, se había puesto su colonia favorita, aunque evidentemente con el casco y en plena calle no la olí, que tampoco sería yo pariente de Hannibal Lecter.

Llevaba una bolsa de plástico rosa. Seguramente se le había ocurrido algún detalle para regalarle. Él es así, un chico detallista, a lo mejor es un chico generoso que no le importa gastarse el dinero para hacer feliz a su chica. La cogía con fuerza, no quería que se le escapase. Llevaba algo o muy pequeño para la bolsa que era o plano como una foto o algo parecido ¿Quizás bombones? Muy posiblemente lo que contenía la bolsa sería la guinda perfecta para esa noche.

Pero lo mejor de todo el pack, lo que hacía que una se fijara en él era la sonrisa que llevaba puesta, aún en la oscuridad de la noche se le veía un chico sanote y encantador. Sortuda la chica que le debería estar esperando. ¡Para que luego nos digan que los Greys no existen!

Valens, quizás me lo estoy inventando todo, que a imaginación no me gana nadie, y lo normal sería que fuera un crápula asqueroso que sólo iba a beneficiarse de la chica número 1000 de su agenda negra. Aunque ya os digo yo que con esa sonrisilla de tontulón no lo parecía en absoluto.

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