lunes, 29 de abril de 2013

Sonidos intranquilizantes

Hay sonidos en este mundo que para mucha gente les pueden parecer tranquilizadores. Incluso hay quien los graba, los comercializa y, por sorprendente que me parezca a mi, hay gente que se los pone por las noche para dormir. Pues yo, lo siento en mi alma, pero una ballena agonizando en medio del océano no me relaja nada.

Tengo un compañero que le parece curioso que no me parezca maravilloso el piar de los pajaritos. Donde yo veraneba de pequeña había un gallo que cantaba muy felizmente a las 5 de la mañana. Eso no es tranquilizante. ¡Eso es tocar las pelotas al personal! Y por si fuera poco, también teníamos un cucú. ¿sabéis por qué en los relojes los cucús están encerrados en la caseta y sólo salen a las horas en punto? ¡Pues porqué son insoportables! Pueden conseguir que cualquiera se vuelva loco de remate con su cucú-cucú-cucuú-cucuuú. ¡basta, pajarraco del demonio! Y el gallo que sigue cantando y tu con la cabeza aplastada en la almohada mientras en tus sueños coges la recortada del armario y... ¡Ups! ¿Dónde está el pajarito...?

Otra cosa que no acabo de entender es el tema lluvia. ¿cómo que relaja la lluvia? ¿Alguien me lo puede explicar? Porqué como no sea para ambientar una maratón copulativa ya me diréis exactamente qué es lo que os relaja ¿ver las gotitas caer de forma incesante? ¿el chofi-chofi de las pisadas de la gente? ¿el rush-rush de los pneumáticos pisando los enormes charcotes que se han creado en el asfalto? Porque una servidora, que este fin de semana lluvioso, lo ha dedicado al noble arte de la lectura (¡qué bonito el principito, os lo recomiendo!) mucho no se ha tranquilizado y menos con la gota malaya que caía encima de una cañería metálica. ¡Unas ganas de darle una patada al Principito y quedarse con su minimundo! 

Entiendo que yo con el tema ruiditos también soy un poco especial y que puedo convertirme, con cierta facilidad, en un ogro de seis cabezas porque alguien está silbando más agudo de lo razonablemente plausible para mis orejitas delicadas. Y es que, lo tenéis que entender, que yo sufro de los nervios, como dirían las damas antiguas. Que bonitas ellas y que excusa más elegante para decir que cualquier cosa te pude sacar de quicio. Ejemplos varios que fomentan mi histeria interna, la gente que sacude los lápices contra la mesa, la gente que no sabe sacar un objeto de una bolsa sin armar estruendo, la gente que come con demasiado gusto para las cosas.

En fin, que quizás no es normal que sea tan pejiguera con los ruiditos pero, para mi, el croak de una rana grabada en un cd me molesta casi tanto como el que me come chicle en la oreja en la cola del super y que yo sepa, gracias a Dios, de eso no hay grabaciones.

1 comentario:

  1. Quiero aclarar que yo soy más buena que un trocito pan y no haría daño ni a los animales, a excepción de los que me como, ni a los humanos, aunque algunos me irriten de sobremanera. Que tengo castigado al Capitán a cadena perpétua en mi piso porque la única vez que lo dejamos libre al segundo cazó un pobre pajarillu y me lo trajo de premio. ¡Que eso no se hace Nino, que tu eres bueno y bonito. ¡No una pantera asalvajada!

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