Como estos días está siendo el Festival Internacional de cinema fantástic de Catalunya, más conocido como los frikis invadimos Sitges un año más, antesala de Halloween, la Castanyera y otras historias de terror, no quería perder la oportunidad de contaros algunos de los aspectos más escalofriantes de mi familia.
Como por ejemplo, que mi tía abuela, en ocasiones, sueña con muertos. Eso puede ser hasta Normal. Las cosas como son, todos podemos tener sueños rarunos, de vez en cuando. Con gente del pasado mezclada con la del presente, animales mitotológicos, perros con tres cabezas, delfines con piernas y un largo sinfín de cosas aparentemente inimaginables. Ya que por suerte, el mundo onírico es infinito y aquí si que la normalidad tiene más bien poco que decir.
El problema viene cuando mi tía se despierta. A partir de ahí, empieza la maldición. Pues a los pocos días, alguien fallece... pan, pan, pan, paaaaannn... (introducir mentalmente música de suspense y acojone)
En mi familia somos muy poquitos y lamentablemente, debido a cierta ley de la naturaleza en la que no entraremos ahora y de la que aparentemente no podemos escapar, cada vez somos menos y cuando mi tía abuela suelta la noticia de hoy he soñado con fulanita o con menganito, que hace siglos que están muertos, la ruleta rusa empieza a girar. Y asín nos entretenemos los días siguientes, pregúntandonos los unos a los otros como estamos de salud y esas cosas. Más que nada con la esperanza de quitarnos de encima la espada de Damocles que cierne sobre nuestras cabezas y con el corazón compungido por si el desafortunado es un ser querido próximo a ti.
Porque claro, esto al ser una cosa paranormal, no es una ciencia exacta. A lo mejor, el que se va para el otro barrio es Puki, el gato del vecino o María Cónchales, la centenaria mujer del hermano de la sobrina de la tía Angustias. Alguien que, por supuesto, a ti te la trae más bien floja y sintiéndolo mucho por ella pero hasta te alegras porque por fin puedes volver a respirar con fluidez y tranquilidad.
Y tu vida va fluyendo felizmente hasta que la buena señora se levanta otra vez, con ese mal estar en el cuerpecito que se le pone y te anuncia lo que tu no quieres oír. Otra vez, Santornemi, la Parca del demonio y su guadaña acariciando nuestros cuellos hasta que la maldición se cumple.
Y si no os ha parecido una historia de suficiente cangueli, ya veréis el día que os cuente la historia de la visitadora de muertos... pan, pan, pan, paaaaannn... (introducir otra vez mentalmente música de suspense y acojone), pero eso ya será más adelante que aún quedan unos días para el truco o trato.
Aunque, si mi tía abuela, en ocasiones, sueña con muertos. Yo, en ocasiones, sueño con ser Normal, que con esta familia que ma tocao cuesta, eh. ¡Ya os lo digo yo que cuesta!
Jajaja yo creo que en todas las familias hay uno que prevee las muertes... Es bien sabido :)
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