miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Preparada?

A veces, antes de irme a dormir, en ese momento de duermevela que estás y no estás, se me ocurren historias. Ésta, se me ocurrió ayer por la noche. Para que veáis que no sólo no estoy bien del cabolo (como dice mi mamá) sino que no sólo se hacer de reír. Lo que os vengo a decir con esto, es que la historia es de llorar. Lo digo a modo de advertencia para mis lectoras más almas cándidas.



- Cuéntame, ¿qué pasó?
- No sé... ese hombre estaba allí... al otro lado de la calle, mirándome y... y entonces... se acercó y...
- Calma, respira. Descruza los brazos, las piernas. Bien, mejor. Cuéntame, ¿cómo era ése hombre? ¿le conoccías?
- No. Era un señor de unos cincuenta años, no sé, normal. Iba con un perro pequeño de color blanco. Pero después cruzó la calle y... y se acercó a mi... y entonces. Lo siento pero no puedo.
- Si que puedes, estás aquí para que te ayude a poder. Vuélvete a sentar, por favor. 
- Me pareció oír su voz... y no... sé que no puede ser pero...
- ¿Cuanto hace que se fue?
- Casi un año.
- Toma, límpiate las lágrimas. 
- Gracias. 
- ¿Qué te dijo ese señor?
- ¿estás preparada?
- ¿un desconocido en medio de la calle te preguntó si estabas preparada?
- ¡Si y... era... su voz! ¡era su voz! ¡Te lo juro!
- ¿Por qué crees que ese hombre te dijo si estabas preparada?
- No lo sé...
- Entonces, ¿por su voz? ¿su manera de decir? ¿por qué crees que te altera tanto? 
- Todo, supongo. ¡Le echo tanto de menos!
- Muchas veces, ya has venido aquí contándome que le echas de menos y no estabas tan alterada como hoy. ¿Significa algo para ti lo que te dijo ese hombre?
- Cuando él me lo decía yo... Cuando me miraba, me cogía de la mano y me decía: ¿estás preparada? yo...
- ¿cómo te sentías?
- No sé... ¿segura? No sé, simplemente era feliz. Esa complicidad que teníamos entre los dos. Me sentía preparada para él, para todo. Y ahora ya... no sé... ya hace tanto tiempo.
- ¿Por qué crees que ese hombre te dijo si estabas preparada? ¿para qué crees que tienes que estar preparada?
- No lo sé... ¡Por favor!
- Respira.
- ¿Preparada para... no sé... olvidarle? ¡pero no quiero olvidarme de él!
- Y nadie te pide que lo hagas. Estás aquí para superar la muerte de tu marido, no para que le olvides. ¿estás preparada?
 
** Basado en hechos reales. Un zumbao, con un perro blanco, el otro día se acercó a mi mientras esperaba a cruzar un semáforo y me susurró: ¿estás preparada? Aunque yo no echo de menos a nadie, si que echo de menos ese ¿estás preparada? que una vez me hizo subir al cielo y tocar las estrellas.

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