miércoles, 10 de agosto de 2016

Cassettes de amor



Ayer, rellenando mil horas de mi lista spotify para  Normal?, me vino a la cabeza esos cassettes de canciones variadas que se grababan los adolescentes enamorados. Cierto es que a mí y como todo en la vida, me llegó tarde y hasta recién inventadico el CD no recibí mis primeros recopilatorios moñas. Esas baladas heavy's viejunas. ¡Qué maravilla! ¿Ahora que se pasan pen-drives? ¿HayaTunes? ¿Listas de spotify compartidas a dos?

Hace un tiempo, hablando con Xe, mi jovencísimo escritor favorito, le preguntaba cómo era tener que tomar prestada la música de una generación que no era la suya porque en ésta época si no fuera por Disney caca la vaca. Al segundo, ya vi que era una pregunta estúpida porque yo soy súper fan de los Beatles ¡y no soy una abuela octogenaria!

Aunque alguna vez, un poco abuelita cascarrabias sí que me siento. Hace poco, iba yo en un tren de cercanías volviendo de la playa con mi música puesta a un volumen moderado saliendo de mis auriculares, cuando una persona ya adulta entró, se sentó y puso a tope su TecnoIbizaChumbaChumba. Mi paz de boleros escuchados frente al mar con en el mecer del tren se fue a la porra y mi morro torcido a cual niña del exorcista se dirigió hacia ese señor para que su mala educación cesara. Con refunfuños de jolines si lo acababa de poner y yo con mi cara de y a mi qué, baja la puta música, la bajó. Lamentablemente, mi valentía desapareció como un rayo veloz cuando no una sino dos bandas de pandilleros subieron a liarla parda. Cada grupo tenía un jovenzuelo encargado de acarrear, en los hombros, un loro prehistórico de doble cassette emitiendo sonidos espeluznantes de ellos. ¿Pues os podéis creer que el adulto anteriormente aleccionado me miró con cara de ahora qué niña, qué les vas a decir a éstos? Mis ojos que si matan moscas cuando quieren, le dijeron un claramente ¡ellos son adolescentes y aún pueden aprender, tu está claro que no, gilipollas!

Yo un día de estos me meto en un lío, que lo vengo diciendo ya hace mucho tiempo y nadie me hace caso... Que a mí la mala educación me puede... Que como dice mi madre, el que avisa, no es traidor...

Lo que tampoco acabo de entender muy bien de la juventús de hoy en día es esa extraña costumbre de llevar a todas horas los auriculares puestos. Siempre van con uno colgando y el otro enganchado a la oreja. ¿Tanto necesitan tener una banda sonora constante en su vida? ¡A mí, me atabalaría! Aunque lo prefiero porque así no joden a los que tienen a su alrededor, la verdad.

En fin, que solo os quiero recordar que esta humilde bloguera quizás no con mucho afán de romanticismo pero si con mucho amor os deja su listica nada fuera de lo normal y muy especial. Normal?

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