martes, 8 de noviembre de 2016

Soy 17 cajas grandes, 7 pequeñas y un baúl



Eso más dos maletas grandes y una mochila de exviajera aventurera.

Efectivamente, me mudo. Y toda mi vida, después de una exhaustiva criba, la he embutido como buenamente he podido en:

- 17 cajas grandes con mierdas varias. ¿Sabéis aquello de que si tu casa se incendiara qué cosas te llevarías? Pues a mí se me acabarían quemando hasta los pelos del culo si tuviera que salir corriendo a la huida con 17 cajas a cuestas. ¡Pa verme!

- 8 cajas pequeñas de copas normales, pequeñas, de catas varias, anchas, chatas, de cava. Vasos normales, parecidos a las copas normales pero sin patita, vasos reciclados de Nocilla o de velas aromáticas (más de Nocilla que de velitas, para qué engañarnos, muchos años de soltera y recordad que soy gorda de alma), vasos para el Martini, para mi super tiramisú, seis vasos de cubata de los cuales cuatro no han tocao líquido en su vida. Un juego de seis tazas de café diminutas que parecen de juguete, sólo aptas para café expresso y si me apuras una nube de leche para acompañar, varias tazas del desayuno que no utilizo porque no desayuno nunca en casa y para la hora de la merienda ya tengo mi taza del café con leche, por supuesto, a desjuego con el resto. Y por último, tengo mi taza de los Beatles con la que honro toda mi admiración hacia éste grupo tan grande guardando mi cepillo de dientes en ella. A ver si me voy a poner a cantar el Let it be a pulmón abierto con toda la piñata sucia. Un respeto a la higiene bucal y a uno de mis grupos favoritos, por favor.

- 1 baúl de estos que imitan a antiguos de polipiel donde guardo descuartizados a todos mis ex-amantes que un día osaron rechazarme. ¡A mí! Excepto a S que la Parca me pidió que le dejara vivir, a saber por qué... ¡Ella sabrá! ¡Qué va, que va! En verdad, está lleno de recuerdos, de cartas viejas, de guías de mis viajes y de ropa que me niego a dar porqué en mi piel ha vivido momentos que no quiero ni olvidar, ni tirar.

- Como vendría a ser normal, en las maletas van mi ropa, mis zapatos, mi colección de zapatillas de deporte (10 pares para ser exactos, obsesión no, comodidad si) y los enseres del baño que no enumero porque si no, entonces, esto sí que no nos lo acabamos.

¡Y tan solo es el principio de la aventura, amiguitos! Para cuando pueda, ya os iré contando más.

Let it be

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