Estuve unos días en velero recorriendo Menorca. Eran las
fiestas de por ahí y aprovechamos el evento para navegar por tan estupenda
isla. No os la publicito mucho porque ya bastantes visitantes tiene durante
esos días como para que os entre el gusanito también de ir y al final no
cabremos.
La cosa es que en un velero, aparte de tomar el sol poco se puede hacer vadeando para un lado y para
el toro, así que, el entretenimiento favorito es hablar, cantar y filosofar, el
cómo llegamos a cada fase mejor no os lo cuento pero suele venir precedido por
la ingesta de bastante alcohol.
El caso es que de un tiempo para acá detecto que el llamado
reloj biológico de las mujeres que, a cierta edad, nos vuelve locas para
ponernos hacer churumbeles también les sucede a algunos hombres plenamente
válidos para ser papás y que, como yo, no han encontrado a alguien con quien
compartir lo bonito de la paternidad.
Una vez más la naturaleza es tremendamente injusta porque a
mí, si ahora se me antoja, con enchufarme unas cuantas hormonas y chuscarme al
primer marinero medio bobo que encuentre por ahí ya puedo ser mamá pero… ¿qué
pasa cuando un hombre quiere ser padre pasado los 40?
¿Acaso la solución más fácil es pillarse a una señorita de
edad temprana que esté a años luz de su momento vital? ¿Realmente los hombres
son más inmaduros y les cuesta menos enamorarse de jovenzuelas?
Desconozco si por temas legales pueden adoptar siendo
monoparental, lo que sí sé es que es un dineral que no todo el mundo se puede
permitir y menos uno solo. Que gente normal no pueda darles todo el amor que
necesitan a tantos niños por unas perras políticas me da mucha penita.
Cuando dicen que el hombre tiene más tiempo para ponerse a
tener hijos es solo una cuestión física. Si, siguen teniendo soldaditos pero
cada vez son menos los dispuestos a fecundar. Y así como se nos critica a las
mujeres por querer ser mamaabuelas a chicos ya en decrepitud física nadie
osaría decirles nada. Al revés, seguramente serían llamados campeones, cracks y
demás sin darse cuenta de que un baby desgasta una energía que ya no tienen y
que deben delegar en la jovenzuela.
Esta vida se está convirtiendo en algo tan raruno y tan
dispersa que, a veces, las piezas que no siguen su curso natural, se desencajan
y lo nuestro nos cuesta volver a la convencionalidad de lo normal. Yo, si fuera
una cuestión de quita y pon les cedería encantada mi aparato reproductor que,
al fin y al cabo, no lo uso y está como nuevo. Hace un par de años me tuvieron
que operar porque decían los médicos que tenías las trompas deprimidas. ¡Pues
cómo van a estar, soltera a los 40! En
fin, que no hay como los láseres para solucionar la aparente vejez y darle
vidilla a tus entresijos.
Solo espero y deseo que todos los que queráis ser papás,
algún día, sea tarde o temprano, lo consigáis.
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