Antes iba a un gimnasio muy molón que, por circunstancias que ahora no me
voy a poner a explicaros, lo tuve que dejar. La solución rápida fue apuntarme a
uno de estos low cost: DuetFit Via Augusta.
La verdad es que por la relación calidad precio está de puta madre. Tienes
que ir cargado como una mula con toallas pero por el resto todo limpio y
correcto. El problema que tiene es que, al contrario de lo que pueda parecer al
ser un low cost, el temido aire acondicionado lo ponen a toda llufa.
Sé que muchos de vosotros estáis viviendo un infierno en vuestros trabajos
por más o menos temperatura y que es un verdadero calvario tener que ponerse de
acuerdo con los compañeros pero en este gimnasio las salas de actividades
suelen estar por debajo de los 20 grados y, la mayoría de veces, incluso por
debajo de los 18.
Yo que soy friolera, os podéis imaginar la gracia que me hacían a mí estas
temperaturas. Como soy pasivo agresiva, me cagaba en todo lo que se meneaba
pero no hacía nada al respecto y así pasaron los meses hasta que llegamos a
verano y el choque térmico ya era de escándalo.
Muy amables, los receptores del formulario de contactos de su página web me
indicaron a quién debía dirigir mi disconformidad y así lo hice. Los que alguna
vez habéis recibido una de mis misivas cuando estoy enfadadilla sabéis que mi
sutileza de ir directa a la llaga puede ser un pelín hiriente pero ante todo
jamás dejo de lado la educación y total lo único que hice es apelar al sentido
común que era más que evidente que carecían de él.
Como en este país parece que aquello de que el cliente siempre tiene la
razón ya es como una leyenda urbana de la post guerra su respuesta a mi mail
fue clara y contundente:
Buenas tardes,
Procedo a tramitar tu
baja.
Gracias por tus
comentarios, los tendremos en cuenta para un futuro pero el tema del aire es
difícil de gestionar porque tanto usuarios como personal adaptan a su gusto la
temperatura.
Mi intención, en ningún momento era darme de baja sino que pasaran de 18
grados a 22 como le había pedido, por favor, que hicieran pero ellos se lo
tomaron por la vía directa y me expulsaron con tarjeta roja. Inocente de mí
insistí porque no daba crédito a lo que me estaba sucediendo y pensando que
quizás había mal interpretado mis palabras pero que, visto lo visto, quizás si
que era mejor acabar nuestra relación. A lo que el gañán me contestó que me
había entendido perfectamente y que tenía hasta el 31 de julio para ir porque
ya había abonado el recibo de este mes.
En
esta sociedad en que todo el mundo hace lo que le sale de la pepitilla
sin ningún tipo de consecuencia y todo parece tan normal, yo me quejo
por una nimiedad y me dan una bofetada en toda la cara. Ir preparando el
discurso porque un día de estos voy a salir en las notícias y tendréis
que decir aquello de "uy, pues parecía una chica tan simpatica y
normal".
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