Últimamente, parece que las personas inquietantes se
acumulan a mi alrededor. Eso o que aquí, en la city, solo han quedado los
rarunos de mente dispersa. El último y
que va directo al pódium de “en qué coño estás pensando, tío. Tú tienes de
normal lo que yo de bombera” es un
transportista de mediana edad que le podríamos llamar el Oráculo mudancero.
Salía yo de casa, un día cualquiera, ni siquiera recuerdo a
dónde iba ni como iba vestida. ¡Qué más dará! Así soy yo, así seguiré, nunca
cambiaré… Va, me centro que aparece Alaska en la cabeza y ya se me mueve sola la
cadera y el peroné. El caso, es que el
tipejo me mira y me dice “¡Uy, qué mal lo van a pasar con el calor este año las
solteras embarazas!” ¡Apa! ¡Torta al canto!
Por el rabillo del ojo intenté escanear mi alrededor para
ver si había alguien que pudiera ajustarse más a esa descripción. No me lo
podía creer. ¡Estaba sola! ¡Me lo decía a mí! Mi cara de acelga tomándose un
baño de sol (traducción libre de expresión típicamente catalana cara de bleda
assolellada) era un pena.
Los que me conocéis sabéis que no sufro de obesidad pero que
tampoco soy un pivón ni un figurín tallarín.
Quizás mi pequeñísima, ínfima, adicción a los helados ha hecho que mi cuerpo
haya aumentado un pelín pero nada, NADA, que indique que estoy embarazada. ¿Y
cómo coño sabía este hombre de mi estado civil? ¿Es que llevo un letrero de
neón en toa la cabeza que solo se ilumina cuando paso por delante de un gilipichi?
En fin, que como pasa siempre con éstas cosas, a la que te
das cuenta que el tío es un tarao tú ya vas por la tercera calle más lejos
pensando pero por qué a mí y la autoestima hecha un borruño. ¡Pues tentada estuve de comprarme un test de
embarazo! ¡Coño que lo dijo con una seguridad que a ver si me ha visitado un
palomo de estos fecundavírgenes y yo sin enterarme! ¡Con el asco que me dan
esos bichos! ¡Ratas voladoras llenas de pulgas! Seguro que vió el letrero de
SOLTERONA INSIDE y… ¡venga a disfrutarlo!
Cuando volví el gurú anunciador ya debía haber acabado su quehacer
porque no estaban ni él ni su carroza tetris llena de muebles a reventar. Lo
inquietante vino cuando al día siguiente una marca de condones, muertos de asco
en mi casa desde hace un tiempecico ya, anuncia que ha tenido que retirar del
mercado varios lotes de sus productos por ser defectuosos… Chan, chan, chan,
chaaaaannn.. (modo misterio). Palpitaciones, miedo, sudores fríos…
¿Y si ese
loco no estaba tan payá?
El susto me duró medio minuto y seguí con mi vida y la
esperanza de que el palomo fecundadovírgenes hubiera venido servido de casa y la
verdad es que, por el momento, no parece que vaya a tener ni un bebé ni un
huevo de palomo o de cacatúa cachonda de la Diagonal.
**FAS#
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