Tengo un moco lo saco poco a poco, lo redondeo, lo miro con deseo...

Así empezaba esta canción tan graciosa y que de pequeños nos gustaba tanto.

Pero los mocos, continuan con nosotros. No se han quedado en nuestra infancia, al revés, nos han acompañado en nuestras vidas, forever. 

A mi, por ejemplo, me pasa una cosa curiosa. Cuando como, al rato, me empieza a caer agüilla de la nariz. Es como si al masticar se debe activar alguna parte de mi cerebro que le da la información equivocada a mi nariz y le indica que debe abrir el grifo para dejar caer la agüilla moquil. Y yo, que soy tontina, nunca me acuerdo de cogerme un pañuelo. Entonces, apuro, apuro... no me quiero levantar de la mesa, mi mamá me educó que una no se debe levantar de la mesa hasta que ha acabado o para retirar los platos. Y apuro, apuro... qué me entra estrés!! Total que como mal, fatal y finalmente me tengo que levantar a mitad de la comida para no tener más condimento de lo necesario en mi plato. 

Otro momento en que se me cae el moquillo a chorro es cuando bostezo. Es como un ciclo vicioso que no puedo impedir. Primero bostezo, segundo se me caen las lágrimas a borbotones y por último el moco o más conocido en mi familia como "la candela" empieza aparecer por encima, en medio y casi por debajo de mi bigote.

Hay gente, que por ahí me han contado, que se les atascan. Se les crea una roca mucolítica y les provoca sinusitis. El sistema más efectivo que tiene esta persona para eliminar los meteoritos instalados en sus fosas nasales, me contó que es el siguiente: pones los brazos hacia arriba y como el que está tirando del freno de un tren tiras para abajo. "Es algo que le enseñaron a una señora en yoga y funciona muy bien. ¡Asín con fuerza!", me decía. Y yo me pregunto... ¿En clase de yoga enseñan sistemas de extracción mucolítica? Curioso.

Hay gente, que la cultura le produce verdadero aborrecimiento. Pero incluso, hay gente que, literalmente, se le cae el moquillo mientras lee un libro. Curioso también, porque dice que sólo le pasa cuando va en metro. Bueno, si vas sorbiendo mocos es una buena manera que no se siente nadie a tu lado...

Asín que a mis treinta y "pocos" años todavía aún puede parecerme tan graciosos como cuando era pequeña. 

Pero como todo, incluso los mocos, tienen su lado más oscuro... ¡Qué manía tendrá la gente de quitárselos ande les dé la gana y de pegarlos ande les dé la gana! ¡Serán naturales, biológicos y todo lo biodegradables que tu quieras, pero un moco ageno da asco! 

Desde mi humilde blog quiero hacer esta llamada a la población: ¡Por favor, utilizad pañuelo!