jueves, 19 de enero de 2012

¿Fantasmas en mi nuevo hogar?

Ahora que me había acostumbrado a que mi gato mirara al infinito o a las paredes sin ningún motivo resulta que tengo fantasmas en casa...

Que los gatos miren a las paredes fijamente dae yuyu pero si encima le coge manía a una esquina y le empieza a maullar, el yuyu sube de nivel y el acojone se eleva a cotas de paranoia inimaginables. Aún así como está un poco loco y el pobre está todo el día solo, cuando le da el siroco me hago a la idea que se ha hecho amigo de una mota de polvo que le debate sobre el consumo energético del planeta. 

Pero ayer confirmaron mis sospechas de que no vivo sola con mi lindo gatito...

Yo no le había dado mucha importancia al hecho que varias veces cuando apago la televisión, con el botoncito de off del mando, al levantarme del sofá y girarme para ir hacer mi último pipi, la tele se vuelva a encender. Cosas que pasan, me decía, que no le debo haber dado bien al botón...

Pero ayer lo entendí todo...

No hace mucho que me mudé, por lo que tengo muy presente lo que tiré, lo que guardé en una caja, lo que dí o doné, lo que todavía no tengo guardado. Tenía unos pendientes que yo estoy muy pero que muy convencida que los tiré con la bolsa de celofán en la que estaban porque estaban rotos pero hace pocos días aparecieron encima de la mesa del comedor. Me pareció extraño pero los volví a guardar sin más.

Pero ayer me acordé de ellos después de descubrir la verdad...

Y si, llega el momento en que os cuento algo referente al agua... ¡¿Ya lo echabais en falta, eh?!

Desde que ha empezado este fresquito que corre por Barcelona, ducharse como que cuesta más y como soy una adicta al calorcito y al quedarme en pseudocoma debajo el chorro de la ducha, me dispuse a subir la temperatura del calentador. Aiiiinnsss, qué hice...

A raíz de este grave error, mi calentador se apagaba cada vez que yo cerraba el grifo. Por lo que, mi rutina se complicó un poco. Para ducharme tenía que encender el calentador, me duchaba, se apagaba. Luego, para lavarme los dientes tenía que volver a enchufar el calentador, me los lavaba, se apagaba. Después de hacerme el desayuno, volvía a enchufar el calentador, me lavaba las manos y se apagaba otra vez. Como esta rutina era inviable e irritante, llamé al técnico. Éste vino y muy amablemente, se lo estuvo mirando, abre grifo, cierra grifo, no se apaga, abre grifo, cierra grifo, no se apaga, abre grifo... Estuvimos como una hora abre grifo, cierra grifo, no se apaga... De hecho, ¡todavía no se ha apagado!

Lo que confirma mis sospechas... ¡TENGO UN FANTASMA!

Algún ser del otro mundo que le debe hacer mucha risa que yo vaya encendiendo y apagando mi calentador, asustando a mi gato por las esquinas y haciendo gracietas sin sentido. Pues una cosa te voy a decí fantasmita: ¡No me das miedo! ¡Me ha costado mucho volver al barrio y ni tu ni nadie me va a sacar de ahí!

3 comentarios:

  1. ¡Jajajaja! ¿al final has tenido problemas con el agua esta mañana?

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  2. No, nena. ¡Aún no se ha apagado! Lo que ayer cambiaba de canal en la televisión y en la pantalla ponía que se había cambiado pero continuaba en el mismo canal...

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  3. Yo tambien vivi con un fantasma que se dedicaba a hacer desaparecer mi peine cuando me acababa de lavar el pelo. Es que son un incordio!

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