"Si no sabes, para qué te metes", una frase tan impertinente y dicha por muchas de nuestras madres cuando
éramos pequeños, me hace especial gracia por la irritación que le
produce a un compañero muy cercano a mi.
Gracias a ignorar esta
sentencia, ahora mismo esta a punto de meterse en una de sus mayores y
más excitantes aventuras que un ser humano podria escoger para recorrer
su vida. En poquito, muy poquito rato, será papa primerizo, metiéndose
de lleno en la paternidad, asunto del que sé que se ha documentado muy
bien pero de la que no tiene ni la más remota experiencia.
Menos mal, que tanto mi compañero como todos nosotros nos hemos saltado más de una vez esta norma tan, a veces, absurda.
Por
ejemplo, si le hicieramos caso a rajatabla, no conduciríamos. Nadie
lleva su carnet de circulación pegado al certificado de nacimiento.
Hemos de aprender, hemos de meternos en el cerebelo que acelerador y el
freno están en el pie derecho. A calcular distancias a través de los
espejos. Imaginaros que jamás entraramos en una rotonda porque nos da
miedo. Eso una jungla, eso no se aprende, eso es meterse y sálvese quien
pueda.
Tampoco descubriríamos maravillosos sabores en nuestro paladar. Si a
través de los años, no hubieramos aprendido a cocinar todavía
estaríamos comiendo gacelas cazadas con lanzas. Estoy de acuerdo que el
que cocinó por primera vez los caracoles y el resto de comensales
dijeron que estaban buenísimos tenían un problema grabe, seguramente de
pobreza absoluta, pero aquí lo tenemos, hoy en día se considera un
manjar. Esa gente no tuvo miedo de meterse una babosa en la boca y
probar su exquisito sabor. ¿Qué haríamos si no existiera la repostería?
Yo, morir. ¿A caso se puede vivir sin chocolate o sin postre?
¿Cuánto ensayo error ha tenido que llevar a cabo el ser humano? Si
no lo hubiera hecho, ¿qué sería de la tecnología? Hablaríamos a gritos,
iríamos andando a todas partes, sólo tendríamos al burro y al caballo
para asistirnos y para ir a las baleares iríamos a nado. Si alguien no
se hubiera metido de lleno en la fusión del núcleo, ahora mismo,
estaríamos todavía a velitas.
Pero nos queda lo más básico y primario del ser humano... Si no
sabes, para qué te metes... si no aprendemos a meter la semillita ni mi
compañero ni todos nosotros podríamos disfrutar de un magnífico placer:
reproducirse.
¡Felicidades Gabriel, bienvenido a este mundo del que tan pronto formarás parte!
podría ser al revés! imagina que le dijeran a Gabriel: si no sabes torear para qué sales?
ResponderEliminarGracias, Maiqueta!
:D
¡Jajaja! ¡Si es verdad! La frase correcta es "si no sabes torear, para qué te metes. ¡Muchas suerte!
Eliminar