lunes, 17 de septiembre de 2012

Si no sabes, para qué te metes.

"Si no sabes, para qué te metes", una frase tan impertinente y dicha por muchas de nuestras madres cuando éramos pequeños, me hace especial gracia por la irritación que le produce a un compañero muy cercano a mi.

Gracias a ignorar esta sentencia, ahora mismo esta a punto de meterse en una de sus mayores y más excitantes aventuras que un ser humano podria escoger para recorrer su vida. En poquito, muy poquito rato, será papa primerizo, metiéndose de lleno en la paternidad, asunto del que sé que se ha documentado muy bien pero de la que no tiene ni la más remota experiencia.

Menos mal, que tanto mi compañero como todos nosotros nos hemos saltado más de una vez esta norma tan, a veces, absurda.


Por ejemplo, si le hicieramos caso a rajatabla, no conduciríamos. Nadie lleva su carnet de circulación pegado al certificado de nacimiento. Hemos de aprender, hemos de meternos en el cerebelo que acelerador y el freno están en el pie derecho. A calcular distancias a través de los espejos. Imaginaros que jamás entraramos en una rotonda porque nos da miedo. Eso una jungla, eso no se aprende, eso es meterse y sálvese quien pueda.

Tampoco descubriríamos maravillosos sabores en nuestro paladar. Si a través de los años, no hubieramos aprendido a cocinar todavía estaríamos comiendo gacelas cazadas con lanzas. Estoy de acuerdo que el que cocinó por primera vez los caracoles y el resto de comensales dijeron que estaban buenísimos tenían un problema grabe, seguramente de pobreza absoluta, pero aquí lo tenemos, hoy en día se considera un manjar. Esa gente no tuvo miedo de meterse una babosa en la boca y probar su exquisito sabor. ¿Qué haríamos si no existiera la repostería? Yo, morir. ¿A caso se puede vivir sin chocolate o sin postre?


¿Cuánto ensayo error ha tenido que llevar a cabo el ser humano? Si no lo hubiera hecho, ¿qué sería de la tecnología? Hablaríamos a gritos, iríamos andando a todas partes, sólo tendríamos al burro y al caballo para asistirnos y para ir a las baleares iríamos a nado. Si alguien no se hubiera metido de lleno en la fusión del núcleo, ahora mismo, estaríamos todavía a velitas.


Pero nos queda lo más básico y primario del ser humano... Si no sabes, para qué te metes... si no aprendemos a meter la semillita ni mi compañero ni todos nosotros podríamos disfrutar de un magnífico placer: reproducirse.


¡Felicidades Gabriel, bienvenido a este mundo del que tan pronto formarás parte!

2 comentarios:

  1. podría ser al revés! imagina que le dijeran a Gabriel: si no sabes torear para qué sales?

    Gracias, Maiqueta!
    :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Jajaja! ¡Si es verdad! La frase correcta es "si no sabes torear, para qué te metes. ¡Muchas suerte!

      Eliminar