lunes, 1 de octubre de 2012

Soy un topo malva

Admirados fans y seguidores en general, me vuelvo a mudar. Por cuestiones personales, que ahora no vienen al caso, vuelvo a pasar por el traumático trance de cambiar de residencia.

En estos momentos, en mi nuevo hogar no dispongo de luz eléctrica y por eso, os debo contar porque me siento como un enorme topo malva. 

Resulta, que en este piso vivía una viejecita con sus muebles viejecitos. Si estáis un poco puestos al día en temas decorativos, sabréis que lo retro se lleva. Pues bien, la señora mayor dejó una cómoda cochambrosa para tirar. 

¡Oh mon dieu! No la podía dejar a su destino, así que me fui corriendo a la tienda de pinturas y compré un enorme pote de pintura malva. Mi abuelita me regaló un cuadro de una bella dama en punto de cruz al que le tengo mucho cariño y que haría juego con el color malva de la cómoda. 

Era tarde y como no había luz lo dejé todo preparado para el día sigueinte, sábado.

Bueno, pues el sábado se levandó con lluivas torrenciales y en mi nuevo palacete no se veía un carajo. Como soy una persona más bien testaruda, me fui a la compra de un farolillo a pilas. Por mis bemoles inexistentes que hoy pinto la cómoda, me iba diciendo para mi misma mientras miraba con odio al pobre chinito que me devolvía la lamparilla en una bolsa con el cambio. Me fui rauda y veloz a casa, básicamente porque del cabreo que llevaba debido al infortunio metereológico se me olvidó llevarme el paraguas. Llegué a casa, me cambié de ropa y le dí al dispositivo para encender el chisme lumínico. La luz no inundó la estancia como mi pequeña esperanza pretendía pero algo hacía. Y al más puro estilo Jorobado de Notre Dame empecé a pintar. Con el farolillo en la mano izqueirda, el pincel en la mano derecha y ojos bizcos conseguí dar la primera capa al mueble. Mi sorpresa fue cuando llegué a casa y la segunda capa me la había hecho a mi misma. No sé cómo, ¡tenía las piernas pintadas de malva! 

Gracias a Dios o a Destinocruel, aún ser sábado no tenía ninguna cita prevista ni ningún badromance apareció por sorpresa. Imaginaros hacerlo con un enorme topo malva. Al día siguiente, mis piernas malvas y yo volvimos con luz solar al piso, pintamos la segunda capa y nos quitamos ese bonito color de mi cuerpo con aguarrás. 

En fin, queridos fans y seguidores en general a mi no me podéis negar que no soy un ansias, tozuda como una mula y medio mema. Por que una cosa es pintar tranquilamente un mueble y la otra la estupidez que yo hice. Ahora si, también os he de decir, que quedó... ¡estupendo!

1 comentario:

  1. Wow, pon una foto de la cómoda malva...o mejor, invitanos a unos mojitos, asi seguro que la apreciaremos mejor ;)

    ResponderEliminar