jueves, 31 de enero de 2013

Haciendo de las mías...

Que cada vez me patinan más las neuronas viene a ser una mala costumbre de mi cerebro pero lo que me ha pasado esta mañana es digno de cualquier tocao del ala.

Hace un tiempo, a principio del fresquito, me fui a comprar unas botas en los Encantes viejos de Barcelona. Que viene a ser como un mercadillo un pelín diferente, pues puedes encontrar desde ropa, zapatos, antigüedades, muebles, cosas de primera mano y de segundas, incluso, a las típicas gitanas gritándote al oído para que les compres sus perfumes, bragas o calcetines.

Como cómodo, cómodo no acaba de ser el lugar, le pedí al señor que tenía una parada con zapatos que me diera un número aproximado a mi pie. Como llevo plantillas la cosa puede variar bastante según el modelo y siempre voy a ciegas. Como no tenían el número que les solicité, el 38, me dieron el número siguiente. Introducí mi pie y me iba bien, quizás un pelín grande pero nada que no fuera llevable y estaba convencida que con las plantillas y unos buenos calcetines la cosa mejoraría. Pero no fue así, me vienen gigantescas. Intenté darlas pero extrañamente todas mis amistades tiene los pies más grandes que yo y que dicho 39.

Me encantaban esas botas. No eran para nada finas ni sexyns más bien al contrario pero eran superaltas y me hacían sentir bien. Me las puse un par de veces pero era realmente incómodo ir perdiendo el pie por ahí dentro. Así que, me fui otra vez a los Encantes y esta vez con más paciencia me probé varios números. Para mi sorpresa el que me encajaba como un guante era el 36. ¡Tres números menos!

Al llegar a casa, hice el mismo proceso de probármelas con las plantillas y... ¡patapam! Me venían pequeñas. ¡Me cachis en la mar! Le dije a mi querido gatito. Él me ignoró y yo salí a la calle con los pies embutidos para ver si se daban un poquito.

He tardado como unas tres semanas en que se den y varios kilómetros de anda que te anda pero por fin me son la mar de cómodas.

Todo esto viene para contaros que los dos pares de botas las tenía en el mismo cajón y hoy ha pasado lo que tenía que pasar... ¡Me he puesto un número de cada!

Ya ahora voy por el mundo con los pies a descompás. Uno parece de payaso y otro parece que lo haya puesto en remojo con agua caliente y se me haya encogido... ¿Lo veis como, a veces, la normalidad me queda muy lejos...?

1 comentario:

  1. juas juas!!! Creo que soy una de las amistades a les que ofreciste las notas...pero calzo un 41. Doy fe que eran muy bonitas :)
    Vaya una risa cuando te imagino con un pie de cada jajajaja

    ResponderEliminar