martes, 22 de enero de 2013

Viejos tiempos, carajas diferentes

Esta mañana, estábamos con las compañeras recordando nuestras juventudes y las diferencias entre las salidas de adolescentes y las de ahora. Ahora somos humanoides adultos, serios y refinados. Ahora nos va el gintonic a la carta. Por supuestísimo, no nos sirve una ginebra cualquiera, hay de todos los tipos y colores. También se estila el mohito o incluso para los más sibaritas la cerveza de importación. Ahora nos parece impensable poder bebernos cinco chupitos de cerebrito o cualquier mezcla alcohólica metida en un vaso diminuto. Una noche de sábado con unos amigos, unas copas y unas conversaciones relajadas ya nos sirven para ser felices. 

¿Quién no recuerda esas mesas pegajosas donde nos servían las jarras de cerveza llenas de espuma para jugar al duro, a los marcianitos y los más osados a pasarse hielos o patatas chips de boca en boca? Ese malibú con piña o martini limón que nos infundía seguridad. Esos coscorrones desbocados o ese tequila con lima y sal que sabía a rayos. ¿Cuantas porqueridas nos habremos bebido?

Ahora vas a cenar y te molestas en perder un minuto de tu tiempo en leer la carta de vinos. Incluso parece que te dé como vergüenza no entender ni un carajo de vinos, añadas, barricas, sabores... Yo, al menos, no tengo ni idea y escojo uno entremedias o si voy al restaurante de las torradas, sitio al que iba habitualmente, el vino de la casa, peleón pero que con el jamón está de muerte. Antes tirabas toda tu paga en una sangría Don Simón aderezada con varios ungüentos alcohólicos, un poquito de fruta y andando. 

No quiero acabar el post de hoy sin mencionar los metros de chupitos, el agua de valencia o ... todas aquellas bebidas reconstituyentes pensadas únicamente para cogerte un pedal descomunal y pasarte la noche bailando y a la expectativa de lo que pudiera surgir. De las aventurillas surrealistas que nos han pasado y de esas noches raras raras que se te quedan en la memoria grabadas por mucho tequila y vodka que hayas mezclado. 

Y por último, aunque es normal que nuestros gustos hayan cambiado, ¡un brindis por las risas que al aire echamos en el pasado y por las alegrías que el futuro nos depara! 

Por favor, no olvidar, por eso, beber con moderación y si lo hacéis no conduzcáis, ¡por nada del mundo releches!

No hay comentarios:

Publicar un comentario