miércoles, 21 de agosto de 2013

¡Todos al tren!



Cuando en las películas sale el revisor gritando ¡todos al tren! no sabía hasta que punto esa frase contenía tanta verdad. Porque realmente en los trenes hay de todo pero de todo. 
Como, lamentablemente,  no soy una mujer adinerada este año las vacaciones las he pasado en la city y para no deprimirme en exceso la mayoría de los días me cojo un tren y a descubrir la costa. Eso me permite ver la flora y fauna de la humanidad.

Y es que hay gente que parece no entender que en el tren no van solos. El otro día, unos mamarrachos estaban esnifando cocaína en uno de los asientos.  A parte de la asquerosidad del tema, ese hombre, en ningún momento, pensó que antes que él restregara su narizota por ese asiento otro ser humano, posiblemente gordo y peludo, había posado sus nalgas sudorosas por ahí.

La seguridad del tren es un poco de adorno, la verdad. Un día de camino a Sitges un hombre todo ensangrentado, sin ninguna herida aparente y borracho como una cuba, se puso a dormir a mi lado. No sin antes echarme una mirada que me heló la sangre. Pues los seguratas ná de ná, ahí mirando como dormía el angelico.

Y ya no me voy a meter en el tema de la cobertura en los trenes y lo tonta que puede llegar a ser la gente.  No porque más chilles se te va oir mejor. Y es que airemos nuestros trapos sucios con una facilidad. Un día de estos escuche como un padre divorciado que llevaba a su hija con la abuela discutir con su exmujer. Ella le recriminaba que no dejaba que la niña contestará a sus whatsapps. Él lo negó y le pasó el teléfono, hablarón de cuando se volverían a ver y colgó. El padre suspiró cuando su hija le devolvío el telefono. Se veía en su cara que se había divorciado para dejar de discutir pero parecía que todavía diacutían más. Después de dos largos minutos en que el mal rollo se instalara en el ambiente cogió una bolsa llena de muñecas y empezó a jugar con su hija. Nadie les iba a ruinar el día y menos su ex.

Tengo amigos que cogen el tren a diario para trabajar y me cuentan cada historia que pa qué. Y se rumorea, cuenta la leyenda que una vez un tipo normal se subió a un tren y la multitud que se hallaba montado en él lo echó por sosainas.

¡Felices vacaciones my friends!

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