jueves, 5 de septiembre de 2013

Te debo mi vida

Hay gente mu profesional que se dedica a  tan noble misión pero hay gente que sin querer y de la forma más inesperada y tonta te salva la vida.

Hace poco la vida no, pero de caérseme el brazo a cachos por una mala posición en el ordenador si que me ha pasado. Tenía el hombro totalmente destrozado, apenas podía cargar peso y ya no digamos ejercitarlo grácilmente en el gimnasio. 

Yo ya lo tenía todo pensado, subiría la silla, bajaría la mesa. Toda la logística estaba melimetrada en mi cabeza hasta que lo saqué a la luz un día mientras me estaba retorciendo en mi silla de trabajo. Un compañero muy amable, me sugirió que me limitara a tirar la pantalla y el teclado un pelín para atrás. Pues oye, tu. ¡Mano de santo! ¡Tengo el brazo como nuevo!

Pero donde me han habido que salvar más veces la vida a sido en la calle y es aunque me guste caminar por el ancho y largo asfalto de mi ciudad soy una combinación fatal entre torpona y bobalicona. 

Aún me acuerdo, hace como un millón de años, que se me cayó un duro, si un duro, ya he dicho que hace como un millón de años, en medio de la Diagonal de Barcelona mientras los peatones teníamos en rojo. Sin pensar en absoluto que estuviéramos en hora punta, me abalancé a por mi duro. Podéis hacer bromitas sobre los catalanes y todo lo que queráis pero tirar el dinero no es lo mió. Gracias a Dios estaba con una amiga, que también me tuvo que salvar, en otra ocasión, de que se me quedara la cara de autobús por adelantarme a los acontecimientos en un cruce.

Hay gente que tiene la manía de cruzar en rojo. Yo para cruzar en rojo tiene que ser un riesgo muy calculado. Que si me caigo, me dé tiempo a levantarme y salir pitando sin morir aplastada. Vale, más de una vez, me he sentido como una gilipollas esperando al semáforo mientras la viejecita del taca-taca avanza a cual tortuguilla mientras yo la observo rabiuda por su osadía. A veces, también me ha pasado que tengo un niño al lado y yo que soy muy de conservar los buenos valores y la educación pues para no dar mal ejemplo me quedo disimulando hasta que el verde me permite el paso, y si, también me siento gilipollas cuando la madre le chilla al crío "¡VENGA NIÑO! ¡QUE NO VIENE NAIDIE!". Pero hay personas, la mayoría, admitámoslo, que cruza cuando le sale de las narices y com si fueran kamikazes se tiran a la calzada. Cuando vas en moto impresiona bastante y la mayoría no os dais cuenta que parecéis zombies en busca de cerebros suculentos. Después están los que te obligan a cruzar con ellos en rojo.  Hace poco, una de ellas me tuvo que salvar la vida porque vino una moto a toda pastilla hacia nosotras y yo en lugar de tirar para atrás, esquivarla y dejarla pasar, tiré para delante, directa como una polilla a la luz.

Y como digo siempre, no necesito subir montañas y bajar rios para encontrar un poco de emoción en mi vida. Que lo normal es tener amigos, poder contar con ellos y si tu eres despistado, apamplado, corto de miras o tontico simpre podrás contar con una mano que te salve la vida.

Ah y por cierto, os animo a que me sigáis en Twitter (@gatis75), lo más normal, será que os riáis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario