Hace
poco la vida no, pero de caérseme el brazo a cachos por una mala
posición en el ordenador si que me ha pasado. Tenía el hombro totalmente
destrozado, apenas podía cargar peso y ya no digamos ejercitarlo
grácilmente en el gimnasio.
Yo
ya lo tenía todo pensado, subiría la silla, bajaría la mesa. Toda la
logística estaba melimetrada en mi cabeza hasta que lo saqué a la luz un
día mientras me estaba retorciendo en mi silla de trabajo. Un compañero
muy amable, me sugirió que me limitara a tirar la pantalla y el teclado
un pelín para atrás. Pues oye, tu. ¡Mano de santo! ¡Tengo el brazo como
nuevo!
Pero
donde me han habido que salvar más veces la vida a sido en la calle y
es aunque me guste caminar por el ancho y largo asfalto de mi ciudad soy
una combinación fatal entre torpona y bobalicona.
Aún
me acuerdo, hace como un millón de años, que se me cayó un duro, si un
duro, ya he dicho que hace como un millón de años, en medio de la
Diagonal de Barcelona mientras los peatones teníamos en rojo. Sin pensar
en absoluto que estuviéramos en hora punta, me abalancé a por mi duro.
Podéis hacer bromitas sobre los catalanes y todo lo que queráis pero
tirar el dinero no es lo mió. Gracias a Dios estaba con una amiga, que
también me tuvo que salvar, en otra ocasión, de que se me quedara la
cara de autobús por adelantarme a los acontecimientos en un cruce.
Hay
gente que tiene la manía de cruzar en rojo. Yo para cruzar en rojo
tiene que ser un riesgo muy calculado. Que si me caigo, me dé tiempo a
levantarme y salir pitando sin morir aplastada. Vale, más de una vez, me
he sentido como una gilipollas esperando al semáforo mientras la
viejecita del taca-taca avanza a cual tortuguilla mientras yo la observo
rabiuda por su osadía. A veces, también me ha pasado que tengo un niño
al lado y yo que soy muy de conservar los buenos valores y la educación
pues para no dar mal ejemplo me quedo disimulando hasta que el verde me
permite el paso, y si, también me siento gilipollas cuando la madre le
chilla al crío "¡VENGA NIÑO! ¡QUE NO VIENE NAIDIE!". Pero hay personas,
la mayoría, admitámoslo, que cruza cuando le sale de las narices y com
si fueran kamikazes se tiran a la calzada. Cuando vas en moto impresiona
bastante y la mayoría no os dais cuenta que parecéis zombies en busca
de cerebros suculentos. Después están los que te obligan a cruzar con
ellos en rojo. Hace poco, una de ellas me tuvo que salvar la vida
porque vino una moto a toda pastilla hacia nosotras y yo en lugar de
tirar para atrás, esquivarla y dejarla pasar, tiré para delante, directa
como una polilla a la luz.
Y
como digo siempre, no necesito subir montañas y bajar rios para
encontrar un poco de emoción en mi vida. Que lo normal es tener amigos,
poder contar con ellos y si tu eres despistado, apamplado, corto de
miras o tontico simpre podrás contar con una mano que te salve la vida.
Ah y por cierto, os animo a que me sigáis en Twitter (@gatis75), lo más normal, será que os riáis.
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