La caja

¡Normal? se pone romanticón por San Valentín!

Chocolate bombón, chocolate con almendras, chocolate con frutas del bosque... Vaya, siempre me pasa lo mismo. Con tanta variedad, me empiezan a surgir dudas y soy incapaz de decidir. Todo parece increíblemente bueno, con esos colores, fotografías de granos de cacao, frutas apetecibles... Cajas metálicas, con formas de corazones, diamantes, decoradas con raso y lazos, todas ellas preciosas. 

Las cajas de bombones tendrían que venir con instrucciones y apartados. Asín los compradores podríamos ir más al grano y no morir en pos de conseguir el surtido perfecto para cada ocasión.

Sección mamás, has estado con gripe y tu madre ha venido a cuidarte, con ella se ha traído a  los señores tuppers de sopa y señor pollo asado. Se merece una recompensa, qué mejor que unos bombones para darle una pequeña alegría, que madre no hay más que una. La quieres sorprender pero no te quieres gastar los dineros, un saquito de bombones para hacerla sonreír. Eso si, los padres, los grandes ignorados por la industria del cacao.

La sección novia o futurible debería ser la más extensa, por supuesto, empezando desde la primera caja, la de la conquista; bombones con especies o con algún toque exótico para que vea lo original que eres, que te lo curras. El de la pasión, llenar la cama de diminutos adornos y poder ver como cierra los ojos absorbiendo todo su sabor; contemplar como el deseo se materializa en su cara; mientras, en una esquina te relames a la espera que ella te dé permiso para formar parte del juego. La de aunque llevamos mil años juntos, me siento la persona más orgullosa del mundo cada vez que comparto mis bombones con una mujer como tu; una clásica roja, ideal para ese momento íntimo entre los dos. La de para ti cariño, tómate un descanso de los niños, lavadoras, camas, comidas, el pequeño bocado de enviarlo todo al carajo. 

Y la que necesito yo. ¿Dónde esta la que necesito yo ahora? Tendría que comprar un surtido de varias capas de 100 bombones cada una. Por la cantidad de cagadas que he hecho con ella. Qué paciencia tiene, mi amor, todos estos años y las que me ha pasado con una delicada sonrisa de amor y complicidad.  Primera capa, lo siento, soy un auténtico burro. Segunda capa llena de rencores olvidados, rellenos de empezar de cero. La tercera con una buena capa de esperanzas de cambios, adornándolos con toppins de buenas intenciones. Un lazo de organdí para hacerte saber que para mi es la mujer más bonita del mundo. ¿Dónde estará esa maldita caja que construye el puente que me salva del infierno de vivir sin ella?

Cada San Valentín la misma vaina, el año pasado me fui a una floristería y casi me salen a mi hasta raíces por tener que decidir cual era el plantucho más adecuado para mi bella dama. Rosas, gladiolos, claveles, margaritas sonrientes y delicadas orquídeas. Perfumadas todas ellas para acariciar su sensibilidad y apelar a su bondad.

Y es que en el fondo, aunque muy machote de pies a cabeza, soy un romanticón empedernido. Ella todo se lo merece y lo mejor para ella quiero. Pero con tanta diversidad, se me quitan las ganas de comprar nada. Un besito en la mejilla querida y vas qué te matas, pero no, para ella debe haber algo mejor, ¡burro cobarde que no sabes qué comprar!

- Abuelo, perdón por tardar tanto, con tantas opciones, uno no sabe qué escoger. 

Mi nieto ha querido acompañarme al hipermercado pero a la mínima me ha dado esquinazo y me ha dejado con mis eculubraciones. Desde luego parece ser sangre de mi sangre y es que los varones de esta familia somos todos unos pusilánimes. Parece ser que la diferencia de edad en cuestión de amoríos no importa en el berengenal de la oferta y la demanda del marketing San Valentinero.

- ¿Y qué has escogido, este año,  para tu princesa?

- Condones sabor intenso, oferta San Valentin. ¡dos cajas al precio de una!

- niño, me matas...

Ánimo a todos los que tenéis que pelear entre toda la oferta de regalos que hay estos días para comprar a vuestras novias. Y no me vengáis con la milonga de que en Catalunya el día de los enamorados es Sant Jordi que os acollejo.