viernes, 21 de febrero de 2014

La utilidad del síndrome de diógenes


Para los que no conozcan el término, el síndrome de diógenes es un trastorno del comportamiento que se caracteriza, entre otras cosas, en la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.

¿Pero dónde esta la frontera entre basura y el guardar cosas, muy posiblemente inútiles, para un futuro lejano?

Un ejemplo claro sería mi madre, es una acumuladora de bolsas compulsiva. Tiene una colección de bolsas que no os lo podéis imaginar y lo peor de todo es que quiere pegarme a mi el vicio, que el otro día me encontré una maraña de ellas escondidas debajo el fregadero. Nunca se sabe cuando puedes necesitar una bolsa de plástico, no sea que venga una guerra y las bolsas sean imprescindibles para la supervivencia de la especie humana. 

No me quiero meter con mi mamá, que a parte de ser una gran fan de Normal?, es un tesorito. Gracias a su tesón en guardarlo todo, el fin de semana pasado pude dormir en un refugio en medio de la nada la mar de calentita. Pues una de esas rampoinas que se morían de asco en el fondo de un armario resultó ser un saco de dormir de cuando yo era chica e iba de campamentos hace mil años.

Pero no es la única, ya que, gracias a un par de compañeros míos, a la nieve fui de esta guisa:

 
Y es que a mi me gusta mucho probar cosas nuevas, visitar nuevos lugares, explorar nuevos territorios y olvidar y superar miedos. Pero no por eso, tengo que tener medio Decathlon en casa por si a caso no tengo los complementos adecuados para el lugar. Por eso, a gradezco mucho a todos los que me han ayudado a poder pasar un fin de semana fantástico sin morirme de frío entre las montañas de la Cerdaña. Entre ellos, AT que me dejó su chaqueta y sus guantes para esquiar, que si, que parecía una seta pero no veas la mar de bien que iba yo con ella puesta. Y a AS, que rescató sus polainas, de esas excursiones en la montaña que ya tenía olvidadas, para proteger mis delicadas espinillas de la fría nieve.
 
Y es que quizás lo normal, hoy en día, es usar y tirar pero qué grande es poder rescatar recuerdos para convertirlos en utilidades. 

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