martes, 18 de diciembre de 2018

Los juzgadores

El otro día una persona a la que seguía subió una historia comentando lo mucho que le aburría la gente que publica historias donde anuncia sus nuevos post o los que cuelgan de todo, o sea, que metió en el saco a la santa mayoría. ¡Haciendo amigos, sí señor! A ver, alma de cántaro, si no te gusta lo que cuelgan los que sigues pos no los mires o deja de seguirlos, fillet.

Y es que esto a mí me tiene muy rallada porque es de esas cosas que me hacen sentir marciana y fuera de lo normal. No entiendo a los juzgadores. Que habiendo una aplicación dónde se critica a todo Dios a cascoporro se dediquen a juzgar fotografías en otras aplicaciones. ¡Vete para allí y serás más feliz!

No sé, decidme rara pero yo prefiero regalar corazones a la gente que, al fin y al cabo, son gratis y sé que les hará alguna ilusión recibirlos aunque sea por engordar el número. Todos tenemos nuestro pequeño ego que nos pide likes.

¿Por qué nos cuesta tanto ser amables y hacer felices a los demás con un solo gesto? ¿O acaso tenéis que preservar vuestra integridad como otorgador supremo de likes?

Reconozco que, como mujer rencorosa que soy, a muchos ya les he dejado de seguir o simplemente les ignoro como hacen ellos conmigo. ¡Total! La reprocidad se mide en el camino de ida y de vuelta. Que yo ahí dale que te dale con toda mi buena fe para que luego te miren con cara de superioridad y es que lo que tú publicas son chorradas y yo cosas superinteresantes, superbonitas y supermolonas... Sí, seguro... ¡Seguro! La subjetividad de la belleza, ¿no?

No es que yo pida que me devuelvan mis corazones, que mira que pongo e intento apoyar a la gente en sus proyectos, en sus carreras, etc. Y no me importa y lo hago con amor pero coñi si yo publico un anuncio de mi último libro, por cierto, disponible ya en Amazon, regálame un corazoncico. 

Yo entiendo que mis publis hechas con el móvil, una tarde en el bar tomándome un café, no son de máster en diseño gráfico, pero los juzgadores guardan con recelo sus corazones en caja de caudales para que no se les gasten o qué pasa. ¡Rancios, que soys unos rancios!

Y cuando se lo dices pretenden que le quites importancia. Que si esto va así. Que no te lo tienes que tomar en serio. Que yo sigo a mucha gente y claro... ¡No puedo dar likes a todos! Ah, entiendo. Pero al culo de la Beyoncé sí, ¿no? Que tiene 10.000 y sin tu corazón la muchacha se quedaría huérfana. ¡Venga, hombre!

Y eso que vivimos en el mundo adulto. No quiero ni imaginar cómo debe ser en el mundo adolescente. Ellos sí que tienen un buen lío con es que Fulanito me ha dao me gustas pero yo prefiero a Manganito que le da likes a la Paqui de cuarto solo para disimular y hacerse el duro, que yo lo sé, que sí, que me lo ha dicho su amigo Juanito. ¡Pobretes! ¡Tan jóvenes y ya tan estresaos! 

En fin amiguitos, que si después de esta regañina no me caen corazones del cielo, yo ya no sé. 

¿Os he dicho que he publicado un nuevo libro y que ya está disponible en Amazon? En Amazon, disponible, ya, a la venta, mi nuevo libro: La Parca.

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